Tras un debut interesantísimo, Wild’s End vuelve en su segunda entrega. Cuando se lanza un cómic que en su primera toma de contacto embauca al lector, siempre hay dudas inevitables acerca de si la continuación estará al nivel.
Cabe recordar que la premisa de esta obra es la de homenajear a toda la literatura de ciencia ficción victoriana. Específicamente a La Guerra de los Mundos de H.G. Wells, con la que no es difícil establecer varios paralelismos narrativos. Aunque con la ligera diferencia de que aquí todos los personajes son animales antropomórficos.
Eso le da un aire estético muy peculiar en el contraste del tratamiento de temas de profunda gravedad en los que hay mucho en juego y este filtro que quita hierro al asunto. Pero sin que ello signifique que se rebaje el tono o se elimine trascendencia.
En el primer acercamiento se nos narró la destrucción de una comunidad armónica a causa de una amenaza exterior. Y cómo esta provoca que se organice otra comunidad más pequeña con el objetivo de sobrevivir. El corazón de la serie está en las diferencias entre los personajes y las relaciones que establecen : un veterano que buscaba tranquilidad, un zorro borracho y delincuente al que nadie toma en serio, una escritora cínica…
El guionista británico Dan Abnett ya tiene tomada la medida a conseguir que nos encariñemos con personajes que, a priori, pueden resultar extremos e, incluso, estereotípicos. No en vano, ya logró hacerlo durante su etapa renovadora de Guardianes de la Galaxia (que es de donde ha bebido principalmente las películas de James Gunn). Y este es exactamente el punto fuerte de esta propuesta.
Ahora bien, este segundo tomo, como en cualquier trilogía que se precie, lo que hace es poner en crisis al grupo. Lo retoma exactamente donde se dejó en el clímax del tomo anterior. Este tomo parte con los protagonistas atrapados en una base militar perteneciente a lo que parece que es la última fuerza gubernamental restante. Y el poder le hará una serie de preguntas acerca de los sucesos que están provocando la invasión.
Ante ello y a otros giros, los personajes reaccionarán de distintas maneras y eso es lo que termina provocando ciertas rencillas. Pero con base a ello, permite lanzar algunas preguntas acerca del modo en el que tiene la autoridad de gestionar la crisis.
El posicionamiento de Abnett es de crítica (como buen guionista de cómics británico) pero situándose en una posición algo moderada. Creo que, con ello, logra no romper la verosimilitud de la historia y mantener a este mundo en una ambigüedad moral interesante.
El tono se mantiene y el ritmo ha perdido algo de brío. Pero eso no significa que se haga más aburrido, si no que apunta y tiene aspiraciones distintas. Y, a medida que las fuerzas extraterrestres avanzan, el tono es profundamente desolador. Viene a decir que la humanidad no está preparada para lo desconocido y que esto le puede vencer sin pestañear. Y, a juzgar las consecuencias que está dejando el COVID, es un razonamiento lúcido, por desgracia.
Pero Abnett se las arregla para no convertirlo en algo deprimente gracias a que pone el foco constantemente en la evolución de los personajes. Su mundo se expande y el lector tiene oportunidad de conocerlos de un modo distinto al que lo hizo en el primer tomo. Ahí está el verdadero corazón del a obra y el motivo principal por el que se siguen pasando las hojas.
Además, el británico logra que esta obra tenga su propia personalidad. Aunque parte de narrativas legendarias que impregnan mucho, no se ha buscado una pieza posmoderna referencial. Por el contrario, brilla por un clasicismo y una accesibilidad en la que se denota que se ha buscado el que una nueva generación se acerque a esas lecturas, pero sin hacer un cuestionamiento de sus aspectos más arcaicos. De hecho, el que se ambiente en su propio universo es indicador de ello. Es un cómic para todo el mundo que podrán disfrutarlo los conocedores de Wells y los que no lo son.
El trabajo de I.N.J. Culbard sigue manteniéndose igual de fresco que en el primer volumen. El punto icónico y caricaturesco de sus personajes, pero que con mucha emotividad funciona como un tiro. Además, en este caso, ha tenido la oportunidad de dibujar escenas espectaculares de acción y lo cierto es que está a la altura. También destaca por ser un narrador nato, puesto que es de esos casos en los que, si se anulan los textos, se sigue entendiendo a la perfección la imagen. Se trata de un trabajo muy notable.
Dolmen Editorial ofrece un tomo de características similares a las del primer tomo, incluyendo algunas portadas alternativas de artistas como Jeff Lemire.
Wild’s End continúa su andadura dando pasos en la dirección correcta. Puede que por el camino haya dejado la sorpresa de todo lo que proporcionó el primer tomo, pero esta continuación sabe qué pasos dar para expandir el universo. Un sleeper en toda regla y uno de esos cómics que hacen que redescubras las posibilidades de la ciencia ficción.
Título: Wild’s End 2: El Enemigo Interior. |
Guión: Dan Abnett |
Dibujo: I.N.J. Culbard |
Color: I.N.J. Culbard |
Edición Nacional: Dolmen Editorial |
Edición original: BOOM! Studios |
Formato: Tomo cartoné de 160 páginas a color |
Precio: 24.90 € |