Una de las cosas más interesantes para el lector de superhéroes es la interacción entre personajes. Particularmente, en aquellos en los que hay mucho contraste. O, en su defecto, los que no se han encontrado todavía. Ese es el motivo por el que los universos compartidos tardaron tan poco en aparecer. Y también es por lo que cuando personajes de distintas compañías y universos se encuentran, supone algo muy especial y único.
Cuando se presentó Black Hammer se hizo tratando de dar una visión revisionista, desde un posicionamiento encaminado a la deconstrucción. Eso acerca a este universo a los cómics producidos durante la invasión británica. Pero Jeff Lemire no es un inglés. Es canadiense. Por tanto, su historia no iba a conservar el mismo tono.
Se distingue en que Lemire sí que tiene un interés genuino por las historias superheroicas, una sensibilidad que está más en sintonía con la estadounidense. Black Hammer se hizo desde el cariño y el conocimiento, a pesar de que el punto de vista es de unos superhéroes decadentes en las últimas.
Eso se deja apreciar en el hecho de que todos y cada uno de los personajes que residen en “Hammerverso” son absolutamente referenciales. Es necesario tener un conocimiento previo para poder llegar a disfrutar plenamente de esta propuesta, ya que no deja de ser un juego metaficcional.
Y debido a ello, el cruce con La Liga de la Justicia (o con Los Vengadores. Cosa que alegraría a más de uno si llegase a suceder) no solo era algo natural, si no inevitable. ¿Qué mejor manera de resaltar las diferencias entre estos héroes que poniéndolos cara a cara con sus referentes?
Jeff Lemire sabe que su franquicia es muy querida y que ha tenido un conjunto de seguidores muy rápido. Y también sabe que La Liga de la Justicia es un grupo imprescindible en el mercado. Y, por esa razón, parece acudir muy motivado a realizar este crossover.
La historia que plantea no es revolucionaria. El punto de partida es que un misterioso y mágico señor accede a ambos universos a la vez causando que La Liga de la Justicia se queda atascada en la granja y viceversa. Evidentemente, el objetivo de ambos grupos es volver a su hogar. Es una premisa con un conflicto muy bien definido y Lemire es muy hábil a la hora de conseguir compartimentar la información y hacerse de rogar a la hora de que suceda lo que el lector busca.
Lemire, a pesar de que, lógicamente, tendrá más cariño a sus personajes, sabe perfectamente que es una oportunidad única de escribir a los grandes iconos de DC Comics. Y se antoja como un escritor bien conocedor de todo lo que está haciendo. Es muy interesante como se establecen nuevas relaciones entre los personajes al estar totalmente fuera de sus contextos habituales. Este cómic es un vehículo que le permite al escritor disfrutar cada una de sus páginas y ambientar a los personajes de DC en una historia de Black Hammer y a poner a estos cara a cara con aquellos héroes que les precedieron.
Es una historia fresquísima en la que, en su aparente falta de pretensiones, reside algunas reflexiones que hacen que veamos a ambos universos con una nueva perspectiva. Un regalo para el lector, con el que se establece complicidad. Uno de los cómics más disfrutables de ambas franquicias. Todo ello contado en cinco números consistentes y con un ritmo muy trepidante.
El arte corre a cargo de Michael Walsh. El artista está condicionado respecto a que este es un proyecto un tanto ambicioso, puesto que es la primera vez que Lemire ha decidido cruzar su personalísimo universo con un grupo legendario de las dos grandes, y decide darlo todo. Su arte que, por momentos, recuerda a Francis Manapul o a Chris Samnee, encaja perfectamente en tono y en forma. Al ser una reivindicación del género, en su sentido más idealista y simple, se opta por una estética de línea clara sin mucho artificio en el que se antepone contar la historia de la forma más directa posible. Por tanto, en estas páginas no se encuentra nada que no se se dé en otras, pero sí que es alguien que sabe manejar el ritmo y plasmar a los superhéroes de una forma luminosa e icónica. Además, logra crear ese contraste estético entre los dos universos, por sutiles que sean las diferencias. Un trabajo bastante meritorio, aunque sin salirse de la raya, en definitiva.
El cuidado tomo de ECC Ediciones contiene portadas originales y alternativas, bocetos y demás extras que permiten al lector tener una idea clara de cuál ha sido el proceso creativo. Cabe mencionar, a su vez, que no deja de ser curioso el que lo publiquen la editorial encargada de DC Comics y no Astiberri, que han sacado todo el material de la franquicia de Lemire. El extraño mundo de los derechos editoriales merece texto aparte…
Black Hammer/Liga de la Justicia: ¡El Martillo de la Justicia! es un cómic con el sabor a los mejores cruces. Una historia acerca del encaje de los distintos héroes en su lugar y la necesidad de todos ellos. Nos recuerda todo lo divertidos que pueden llegar a ser los encuentros inesperados. Y que despierta el deseo de que vengan más.
Título: Black Hammer/Liga de la Justicia: ¡El Martillo de la Justicia! |
Guión: Jeff Lemire |
Dibujo: Michael Walsh |
Color: Michael Walsh y Toni Marie Griffin |
Edición Nacional: ECC Ediciones |
Edición original: Dark Horse y DC Comics |
Formato: Tomo cartoné de 168 páginas a color |
Precio: 19.95 € |