Pryde of the X-Men, el episodio animado mutante que nos perdimos

Desde aquella primera clase que debutó en las páginas de X-Men #1 allá por 1963, y después de graduaciones y segundas génesis, la Patrulla X ha gozado en las últimas décadas de multitud de adaptaciones en su salto a la pequeña pantalla. Además de un anime homónimo co-producido en 2010 por MadHouse y Marvel Entertainment, la última serialización cartoon mutante llegaba en 2009 con Lobezno y los X-Men, y diez años antes se emitía X-Men: Evolution, en el año 2000 (coincidiendo con el inicio de su irregular franquicia cinematográfica). Pero, a quién queremos engañar, si hablamos de series de animación de los mutantes, muy probablemente la que habite en nuestra memoria sea la inolvidable X-Men: The Animated Series, que llegó a las pantallas estadounidenses en 1992 para quedarse de por vida en nuestros corazones. De nuevo de actualidad, con nuevos lanzamientos y merchandising de lo más suculento y recién incluida (parcialmente) en el catálogo español de Disney+, esta serie fue –como ya comentamos en este repaso a diez de sus muchas curiosidades– la puerta de entrada de toda una generación al mundo de los mutantes y al Universo Marvel en el que residían, un más que completo inicio marvelita con cantidad de historias que, desde el primer episodio, clavaban la caracterización de sus personajes, dosificando sus trasfondos y manteniendo un cierto misterio, y establecían cada relación y dinámica entre los miembros del equipo. Arcos argumentales míticos salidos de las viñetas y, uno tras otro, adaptados con una sencillez sorprendente, los guiones no sacrificaban ni una pizca del alma o el cruel conflicto característicos de la agrupación, equilibrándolos, eso sí, con un humor que a día de hoy sigue resultando desternillante… La serie noventera de los X-Men fue un hito que sobrevive fantásticamente bien al paso del tiempo y a la nostalgia.

Pero la historia mutante en el medio animado comienza antes (y no hablamos de sus incesantes cameos como estrellas invitadas en The Fantastic Four o Spider-Man and His Amazing Friends), en 1989, con un proyecto que buscaba llevar a la Patrulla-X a la programación de “Marvel Action Universe” de una manera fiel al espíritu de sus cómics. Así nació Pryde of the X-Men, un episodio piloto de poco más de 20 minutos de duración que, pese a que nunca llegase a dar fruto con una serie completa, caló lo suficientemente hondo entre la afición como para alcanzar un pequeño estatus de culto. Elaborado, como el resto de producciones animadas marvelitas ochenteras, por Marvel Productions, el presupuesto para este piloto vino, sorprendentemente, de la serie animada de RoboCop, cuya temporada quedó reducida de 13 a 12 episodios, al elegir la productora dedicar los recursos de realización de ese último episodio a la presentación en sociedad de los alumnos del Profesor Xavier. Conflictos raciales, corrupción, intolerancia y la amenaza de una inminente guerra entre especies, todos los elementos y temáticas habituales en la mitología mutante estaban presentes, y dejaban claro, ante cualquier joven espectador que les descubriera en la pantalla de su salón, que estos nuevos héroes eran fundamentalmente diferentes a los que pudiera haber conocido hasta entonces, cuyos poderes no venían de un accidental golpe de suerte (buena o mala), sino que eran producto de la inevitable evolución del ser humano, y esto generaba inseguridades, un miedo y rechazo que acababan por amenazar su pacífica coexistencia.

El argumento tenía unas raíces claras en los números de Uncanny X-Men que precedían a aquel #139 que daba la bienvenida a Kitty Pryde, pues también aquí veíamos a una Kitty recién llegada a la Escuela de Xavier, y descubríamos con ella a los X-Men, el grupo de mutantes que entrenaban, en la Sala de Peligro, sus extraordinarios poderes para utilizarlos por el bien de la humanidad… justo cuando Magneto lograba fugarse, gracias a su Hermandad de Terroristas Mutantes, del convoy militar que le mantenía preso. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos… desde el minuto cero, podemos apreciar varios de los elementos que convirtieron este breve especial en un favorito instantáneo (y, lo creas o no, no nos referimos a ese maravilloso anuncio de interés público con el bueno de Spidey invitándonos a… ¿registrarnos para votar?).

Empezando, como es lógico, por el principio, lo primero que encontramos es un temazo musical que compite con la imbatible cabecera noventera clásica, tanto en lo molón como en lo pegadizo. Esto último es mérito de su compositor, Robert J. Walsh, a quien puede que no conozcas por nombre pero desde luego sí por obra: Jem, G.I. Joe, Transformers, My Little Pony, Fraggle Rock, Los Pequeñecos… infinidad de las series infantiles más memorables de los ochenta nos entraron por las orejas gracias a él. Con ese currículum,  era obvio que nadie saldría inmune a ese estribillo tan glorioso como carente de sentido (“The team that strikes like thunder”… ¿por qué no?). Por si no fuera suficiente subidón, a continuación la voz del mismísimo Stan Lee (que, a falta de películas en las que hacer cameos, solía entonces narrar las series animadas del trepamuros, el gigante esmeralda y compañía) nos invitaba a permanecer pegados a nuestras pantallas y no dormirnos en los laureles… aquello iba in crescendo.

Llegamos a la animación, y… qué animación. Pryde of the X-Men, por su estética, doblaje y sonido, es a todas luces un producto de su tiempo en el mejor y más encantador de los sentidos, pero la calidad de su animación sorprende al ojo acostumbrado a otras series de la época. Marvel Productions encargó este piloto a Toei Animation (sí, ESA Toei), uno de los estudios de animación japoneses más longevos, con títulos clásicos de la talla de Mazinger Z, Caballeros del Zodíaco, Bola de Dragón, Sailor Moon o One Piece en su haber. Es posible que, de haber recibido luz verde para continuar durante temporadas completas, su animación, dinámica y fluida, y sus detallados personajes y escenarios se hubieran visto obligados a rebajar ligeramente su nivel de calidad… pero, en este único especial, resultan hipnotizantes. Los diseños de los personajes son otro nexo con los cómics de los que emergían. Si los X-Men animados noventeros popularizaron la alineación y vestimenta de la Patrulla ilustrada por Jim Lee en los cómics contemporáneos a su emisión, y en las posteriores adaptaciones del nuevo siglo los personajes fueron rediseñados por completo, Pryde of the X-Men tomaba los diseños que habían caracterizado los cómics mutantes de la década de los ochenta, totalmente fieles al maestro Dave Cockrum. Su alineación también era en parte reminiscente a la comiquera: Cíclope, Tormenta, Coloso, Rondador Nocturno, Lobezno y Dazzler eran los miembros del equipo a los que posteriormente se uniría la joven Pryde que daba título al episodio. 

Alzada con el tiempo como gran favorita entre los fans, esta Kitty (cuyo diseño recuerda ligeramente a la adolescente oficial de los 80, Molly Ringwald) cumple el rol que nació con ella, el de la chica adolescente a través de la cual se nos abren las puertas de la Mansión X, el mismo que unos años más tarde interpretaría Júbilo. Pero, en Pryde of the X-Men, Kitty es el núcleo de los Hijos del Átomo y quien, a lo largo de la corta duración del episodio, madurará de novata a heroína. De hecho, sobre su arco evolutivo cae el resto de la trama y cómo afecta a sus compañeros de la Patrulla. El ejemplo más entrañable es su relación con Rondador Nocturno y cómo Kitty pasa de temer su apariencia a reconocer su carácter gentil y bondadoso, un bonito y escueto eco a su amistad en los cómics. La figura de Kurt es (por su aspecto diferente, y como ocurriría también con Bestia en la posterior serie de los 90) la que mejor ilustra los prejuicios y la desconfianza que sufren los mutantes, sin importar su alineación moral, por parte de los humanos. Lo vemos tanto en la reacción inicial de Kitty como en el recelo de una familia incluso después de haber sido rescatados por el mutante. Estos héroes no sólo son perseguidos, sino temidos y juzgados por la humanidad a la que protegen.

La llegada del equipo al Asteroide M nos deja -además de la aparición del adorable Lockheed, destinado a acabar con Kitty– el enfrentamiento con la Hermandad Mutante de un Magneto totalmente enajenado y con un plan malvado… de manual. Con intención de presentar a tantos villanos como fuera posible para asegurarse una continuidad que no llegó (y ampliar la posible gama de eventual merchandising), los guionistas crearon para la Hermandad un lineup que incluía a Juggernaut, Mole, Piros, Sapo… y la Reina Blanca, una adición algo fuera de lugar en este grupo… pero, en fin, Emma Frost nunca está de más. 

Volviendo al bando de los buenos, algo similar le ocurre a Dazzler, muy de fondo en la alineación de los X-Men, a la cual aun esperamos poder llegar a ver algún día dándolo todo como diva del pop, al más puro estilo Jem… una faceta incomprensiblemente desaprovechada. Mención aparte merecen Lobezno y su acento australiano. Tiene explicación (aunque no lógica): resulta que durante los años 80 Estados Unidos atravesó una especie de fiebre australiana, una obsesión inexplicable con todo lo relacionado con la tierra de Cocodrilo Dundee. Alguien en Marvel Productions debió pensar que Logan, aun siendo canadiense, podía pasar como australiano… porque ya en la serie contemporánea del lanzarredes se coló de invitado el mutante de garras de adamántium hablando con ese marcado acento. Al parecer, hasta el patriarca mutante Chris Claremont llegó a ser instado a incluir este aspecto en sus guiones (no llegó a ocurrir entre viñetas pero, casualidades de la vida, sería un actor australiano quien prestó su rostro al mutante más reconocible de su franquicia cinematográfica: Hugh Jackman).

Larry Parr fue el guionista encargado de contener tantas ideas, temáticas y personajes en tan sólo 22 minutos. Y vaya si lo hizo, pese a que las cadenas no quedasen prendadas del resultado y este piloto acabase convertido en un especial one-shot lanzado más adelante en VHS, una genial aventura que marcó el debut de la Patrulla en solitario en la pequeña pantalla. Fiel a sus orígenes, respetaba a sus personajes y a los potenciales espectadores al reflejar la seriedad, y también el amor, que se respiraban en las páginas de los cómics mutantes de aquellas décadas.

No estará en el ojo de un huracán de merchandising, pero Pryde of the X-Men cuenta, por una parte, con The X-Men Animation Special -una adaptación escrita en 1990 por Danny Fingeroth y mal llamada «novela gráfica» (más cercana a las novelizaciones de películas de animación ilustradas a base de frames)-… y, por otra, el que probablemente es el producto relacionado más icónico y guay: el juego arcade de X-Men lanzado por Konami en 1992 (irónicamente, el mismo año en que debutaría la célebre serie de animación noventera). Hasta seis jugadores podían jugar a la vez con la misma Patrulla-X de este singular episodio como personajes jugables, Magneto y su Hermandad de Mutantes como enemigos a los que zurrar, y Kitty y el Profesor Xavier como NPCs… los diseños de los personajes beben directamente de la animación de Toei. El juego de PC Madness on Murderworld, y el clásico de NES Uncanny X-Men también toman a los mutantes de Pryde of the X-Men como inspiración y son, todos ellos, vestigio de las expectativas y el potencial que tenía este proyecto.

La no continuación de esta propuesta cerraría lo que se considera la segunda era de animación televisiva marvelita, hasta 1992. Margaret Loesch, antaño presidenta (hasta 1990) de Marvel Productions, era por aquel entonces directiva del canal Fox Kids… y no había olvidado su sueño mutante. Libre de la necesidad de presentar sus ideas a diferentes cadenas y ejecutivos, Loesch compró los derechos televisivos para una serie de la Patrulla, reunió a dos de los animadores originales de Pryde of the X-Men, Larry Houston y Will Meugniot, y juntos tornaron una de sus historias rechazadas para el fallido piloto en lo que finalmente fue el inicio de X-Men: The Animated Series: el episodio doble «Night of the Sentinels«. El resto… digamos que es otra historia, una que muy probablemente conozcas.

Así, se cumplía aquello que Stan Lee prometía en su narración de Pryde of the X-Men: “Sea cual sea el desafío, sea cual sea el peligro, ¡ahí estarán los X-Men!”. Y tú, verdadero creyente, ¿conocías esta breve aventura animada de la Patrulla-X? ¿Te cuentas entre sus nostálgicos fans, o aún no la has disfrutado? Si es ese el caso, no hay mejor momento que el presente para ponerle remedio. Descuida, te hemos dejado la cinta ya rebobinada… ¡sólo tienes que darle al play!