El escritor Grant Morrison ha concedido una interesantísima entrevista al medio Mondo2000 en la que ha lanzado declaraciones sorprendentes. Mientras se ha estado hablando de su experiencia en la serie televisiva Un Nuevo Mundo, adaptación del libro homónimo de Aldous Huxley, la conversación ha terminado derivando en sus prácticas como mago del caos y del poder del lenguaje. Llegados a ese punto, el escocés ha afirmado ser de género no binario desde su infancia. A continuación, el extracto contextualizado:
“Hablemos de magia. ¿Cómo puede uno mejorar?
Grant Morrison: ¡Practicándola de forma regular! ES como un arte marcial o un talento musical. Si te dedicas a aprender o a practicar, si lees lo que cuentan otros magos, si prestas atención, entonces, es cuando comienzas a darte cuenta de detalles que los menos comprometidos se perderán. Y eso te permite hacer cosas que otra gente lo vería como algo mágico o, incluso, sobrenatural. Como un conjuro de escenario, un gran guitarrista o un talentoso actor o artista. Se trata de prestar atención, hacer el trabajo y ver qué pasa. ES solo una manera de mirar a las cosas desde una nueza perspectiva y de trabajar con esa versión aumentada de la realidad de maneras que pueden parecer sobrenaturales. Una de las principales atracciones de la magia está relacionado con traer las cosas al ser. Ir desde la concepción o pensamiento directamente a la materialidad sólida. Hacer tangible lo insustancial.
Pero también hay otra cosa completamente distinta. La magia tiene que ver con inducirse deliberadamente a estado de consciencia inusuales. Algunos de esos estados de consciencia han sido llamado dioses porque se sienten súper organizados y positivos. Y algunos de ellos pueden ser llamados demonios porque se sienten caóticos, violentos, llenos de odio, pervertidos o lo que sea. Eso es parte de la magia. ¿Es así de simple? La magia usa encantamientos o rituales, estados de consciencia centrados, independientemente de que sean demoniacos, angelicales o divinos. Las drogas psicodélicas y los alucinógenos han sido usados por los chamanes con el mismo objetivo.
Y la palabra escrita junto a la expresión de ella es magia. En ese sentido las palabras por sí mismas concentran un poder tremendo.
Grant Morrison: Si puedes limitar el lenguaje, puedes reducir el alcance de un mago. George Orwell nos advierte de ello en los apéndices de 1984. Si eres restrictivo con el lenguaje, si haces que sea imposible expresar ideas abstractas, pones límites para que la gente pueda pensar creativamente o para que pueda comunicar ciertos conceptos. Funciona. Las palabras no deberían el poder y el significado que se les atribuyen. Pero la mayor parte de nosotros crecimos en el Aeon de Osiris, donde las palabras han sido verdaderamente importantes y fundamentales para el progreso humano. Las palabras significan la ley, las palabras significan la Biblia, o la constitución. Las palabras definen las reglas divinas que debemos acatar. Los 10 Mandamientos.
Como cualquier escritor te dirá, las palabras son solo cosas que bailan a tu alrededor mientras juegas con ellas. Pueden significar todo tipo de cosas diferentes. Traen con ellas la distorsión de la interpretación. Las palabras de Cristo – “ama a tus enemigos”- puede ser retorcido y motivar unas Cruzadas genocidas sangrientas. Creo que Wilson estaba intentando socavar el miedo de la gente a lo que perciben como la autoridad y el poder de las palabras como cosas en sí mismas.
Por supuesto. Hay grandes palabras que han sido añadidas al diccionario durante los últimos 20 años, como bootylicious de Beyoncé, específicamente.
Grant Morrison: ¡Exactamente! ¡Ahí lo tienes! No conozco exactamente lo que está describiendo, pero caso que lo puedo saborear.
En añadidura a la noción de que las palabras y los símbolos han cargado con la magia. También han cargado la creciente propaganda durante todo el siglo XX hasta hoy. Es muy CRUDO el tener que recordar constantemente a los lectores que la propaganda es algo real. Y que mucho de ella se alimenta básicamente de emociones como la rabia o el miedo. La mayor parte de la gente no lo reconoce porque no han visto los FNORDS.
Granr Morrison: Es más como que el sentido de la gente de la energía intensa se comprime en unas ciertas palabras. No es la palabra por sí misma (Como Wilson nos recuerda “joder (fuck)” es una palabra “mala”. Pero no sea tan distinta a “folk” o a bueno (good). Así que, ¿Dónde reside la malicia o la suciedad de “joder?
Las palabras se han fetichizado por buenas o malas razones. Y cuanto más fetichizadas están, en mayores tabús se convierten. Lo cual les confiere un aura de proscritas sexys que atrae a la gente.
Lenny Bruce, George Carlin y Bob Wilson afirmaron que no se le deben dar este nivel de poder a las palabras porque una vez lo tienen, pueden ser fetichizadas o usadas como un arma. Si le quitas poder a una palabra no pueden ser usadas para provocar a otras personas de la misma manera. Pero no estamos en esa fase, con las dislocadas políticas culturales ahora mismo. Creo que la gente hace bien derrumbando algunas de esas estructuras ahora mismo y quizás sea correcto retirar ciertos términos radiactivos y abusivos en la medida en que nos aseguremos de que se están creando nuevas palabras en otras áreas.
Como, por ejemplo, cuando yo era niño no había palabras para describir ciertos aspectos de mi propia experiencia. He sido no binario cross-dressing y gender queer desde que tenía diez años de edad. Pero los términos disponibles para lo que estaba haciendo y cómo me sentía eran pocos y estaban muy alejados entre ellos. Teníamos transexual o travestido. ¡Pero ambas sonaban como informes de enfermedades mentales más que una decisión vital! No quería ser etiquetado como una aberración médica porque no es así como se sentía. Ni tampoco era algo clarísimo. No quería una “transición” o encarnar mi parte femenina exclusivamente. Así que no tenía ni idea de donde encajar.
Términos como “genderqueer” o no binario solo salieron en la moda a mediados de los noventa. Así que chavales como yo tuvieron maneras muy limitadas de describir nuestra atracción hacia lo drago o la ambigüedad sexual. Hoy en día hay un nuevo y completo vocabulario, lo cual permite a nuestros críos descubrir dónde se sientan en la rueda de color de los géneros y la sexualidad. Por lo que creo que está MUY BIEN perder algunas palabras polémicas si lo que haces es crear nuevas que ofrecen un enfoque más detallado a estas experiencias.
Cuando hacemos el salto a un lenguaje emoji que no está basado en el alfabeto romano con el propósito de tener comunicaciones telepáticas a distancia, las cosas volverán a cambiar.”
Grant Morrison
Como se puede comprobar, ha alabado el uso más respetuoso del lenguaje para poder identificar y no agredir todas aquellas experiencias que se alejan de la normatividad. En cualquier caso, al prestar atención a parte de su trabajo, hay cierta coherencia respecto a su, ahora pública, identidad de género. Y es que siempre ha abogado por la libertad de todo tipo de sexualidad y ha sido de los autores mainstream que mayor visibilidad ha dado a personajes gender fluid o transgénero.
Esta nueva información, debería motivar una relectura de sus cómics en aras de una recontextualización que conduzcan a entendimiento de su obra. La posmodernidad ha permitido derribar ciertas barreras lingüísticas y, especialmente, esa dañina idea de normalidad. Y que uno de sus adalides haya podido significarse así, es muy simbólico. Se une a artistas del mismo medio, como Simon Hanselman, que se mueven en esa ambigüedad de género.
Grant Morrison ha hecho patente el hecho de que se está en la vía del progreso en ese aspecto. Aun así, se debe apreciar su valentía a la hora de afrontarlo con normalidad, y detallando su experiencia para que alguien pueda llegar a sentir inspiración en ser quien verdaderamente es. Ahora bien, ¿Cuántos de las grandes personalidades a las que todo el mundo admira habrán sufrido algún tipo de opresión social y lingüística sin que nunca se hayan atrevido a dar el paso? Lo más probable es que nunca haya una respuesta. Y si la hubiese, muchos no podrían tolerarla.