Si se diese la ocasión de volver a trabajar en unos personajes en los que dejaste una huella hace 20 años, la respuesta más intuitiva debió de haber sido que no. Porque ¿para qué se va a manchar un legado impecable? Menos mal que Peter David no pensó eso y se lanzó a volver a escribir un título que ha sido capaz de superar cualquier expectativa con talento y ganas de romper: X-Factor.
Peter David hace gala de un ingenio y un control narrativo al que solo un veterano guionista puede acceder. Es un tipo verdaderamente audaz a la hora de buscar la verdad en unos personajes que, en otras manos, hubiesen sido genéricos y anodinos. Y eso es lo que le distingue del resto: sí, es alguien muy implicado en la continuidad que acepta y encaja bien en un sistema industrial como es el del universo interconectado de Marvel. Pero también es alguien que logra conjugar todo ello con sus pretensiones de hacer un estudio psicológico de personaje.
X-Factor es un título que no recuerda a ningún otro. Y dentro de una miríada semanal al que Marvel ha llegado, siempre ha tenido un lugar especial. Por su capacidad de mezclar un humor sutil e inteligente con un nihilismo pesimista en el que la máxima es la de mostrar personajes muy humanos y sus miserias. Casi da la sensación de estar leyendo a un título undeground, en cuanto al fondo, que algo propio de superhéroes. En lugar de ser motor de inspiración han pasado a ser un espejo de nuestros errores y remordimientos. Además, es de los pocos casos en los que se regodean y se acercan a las consecuencias de estos.
Además, es interesantísima la versatilidad que siempre ha tenido. En los primeros números se tiene una serie que analiza los efectos que ha tenido el célebre “No Más Mutantes” de Dinastía de M. A causa de esa voluntad de La Bruja Escarlata, la población mutante quedó diezmada y quedaron tan solo 198 con poderes. Peter David centró sus esfuerzos primerizos en dar una visión cruda de los efectos que eso tuvo en el barrio mutante. Y lo hizo en clave de cine negro muy propio. Al fin y al cabo, X-Factor no deja de ser una agencia de detectives. Poco después el grupo pasaría a entrar a trabajar para el gobierno, girando a conflictos totalmente diferentes. Todo ello para llegar al cruce con el evento mutante de El Complejo de Mesías, llevando a Madrox y a Layla Miller a una epopeya temporal, con la que el título obtendría un aire de predestinación trágica que será una constante. Y en este tercer número el grupo entra en una crisis total con una infinidad de cambios trascendentales: se pierde a Layla Miller, que queda varada en el futuro, Loba Venenosa los abandona, Syrin se queda embarazada de Madrox, Darwin desaparece y lleva un peculiar encuentro con Hulka por motivo de Invasión Secreta, entra ese personaje tan querido como es Longshot… Y este tomo llega hasta el mítico número del parto, el cual, para variar, no termina en absoluto bien. Si el tomo anterior termino con esa interesantísima saga del Aislacionista, en este tercero vienen muchas curvas. El cómic ya está en velocidad de crucero y no va a parar.
Pero, obviando las tramas, todas impecablemente construidas, lo verdaderamente intachable y el motivo por el que se conectó definitivamente es por el sensible y honesto tratamiento de todos y cada uno de los personajes. Tiene un plantel muy carismático a todos los niveles. Hasta tal punto que puede experimentar haciendo un número en el que, exclusivamente, se dediquen a verbalizar sus problemas en una consulta de terapia psicológica. De entre todos ellos, brilla una Layla Miller que se conduce desde el misterio, pero que poco a poco va construyéndose una identidad hasta convertirse en la parte central e indispensable de este grupo (con perdón del resto de miembros). PAD siempre tiende a escoger a Madrox para ser el hilo conductor y narrativo, aunque no siempre se mantenga su punto de vista. Les vemos a pasar por mil y una peripecias, pero lo más interesante es su viaje emocional. Y el guionista es tan cruel como para no ser nunca complaciente, pero tan piadoso como para que se quiera volver a mes a mes. Te va a destrozar, pero nunca te va a desanimar.
Peter David también sabe en todo momento ser entretenido. Crea tramas complejas, pero muy fáciles de seguir, con las que se permite plantear algunos temas muy presentes a lo largo de su carrera o, incluso, actualizar algunos conceptos. Este X-Factor es muy accesible para todo tipo de lector, a la vez que, si se ha leído su primera etapa en el título homónimo, se apreciarán algunos detalles metarreferenciales si no, directamente, una continuación o relectura a todo lo que allí sucedió. Lograrlo es algo muy complicado, pero el experimentado escritor parece saber perfectamente conjugarlo todo con una facilidad pasmosa y envidiable.
La colección desde el inicio ha mantenido un alto nivel gráfico. Aunque la serie partió de un estilo muy detallado del dibujante superestrella Ryan Sook, el peso de la mayor parte de estos números ha recaído en Pablo Raimondi, con un estilo clásico y expresivo. Aunque también es justo señalar que hay dibujantes invitados que bien han sabido estar a la altura como Ariel Olivetti y Renato Arlem. Pero que ha habido otros que han lanzado trabajos con un amplio margen de mejoría o, cuanto menos, feístas como Khoi Pham o, especialmente, Larry Storman.
La edición de tomos Marvel Collection de Panini Cómics de esta serie vienen complementados con interesantes y enriquecedoras introducciones de David Hernández Ortega y de las portadas de todos y cada uno de los números. También se han incluido los números de Hulka con los se produce un cruce y un par de números especiales, siendo fundamental el que está protagonizado por Layla Miller en el que responde la pregunta de cómo le va en el futuro y sienta unos cimientos de lo que vendrá después.
Factor X abrió fuego para todas las series que han terminado ofreciendo un microcosmo diferente al del resto del Universo Marvel. Una propuesta que no fue particularmente bien de ventas ni bien recibida en su momento pero que, con el paso del tiempo, se ha terminado ganando esa etiqueta tan esquiva como mal empleada como es de “de culto”. Un cómic que siempre da mucho más de lo que cabría esperar. Una de las más completas ofertas que ha dado Marvel en lo que se lleva de siglo.
Título: Factor-X |
Guión: Peter David |
Dibujo: Pablo Raimondi, Ryan Sook, Dennis Calero, Ariel Olivetti, Renato Arlen, Roy Allen Martínez, Khoi Pham, Valentine de Lando y Larry Storman |
Color: Brian Reber, José Villarrubia, Chris Sotomayor |
Edición Nacional: Panini Cómics |
Edición original: Marvel Cómics |
Formato: Tomo cartoné de 420, 296 y 375 páginas a color |
Precio: 29.95 € 30 € y 32.50 € |