Cuanto más pasa el tiempo, más se evidencia de que el fantaterror forma parte de la identidad de España. Por mucho que ciertos estamentos de la cultura más elitista se empeñen en borrar esa parte de la creación artística, esta siempre resurge. Con más fuerza.
Es fácil establecer una cronología de este tipo de obras que abarcaría siglos enteros. Por no hablar de las leyendas y la Historia Negra que nos rodea sin que apenas sea perceptible. Pero ahí está para quien quiera aproximarse a lo que no suele constar en las verdades oficiales hegemónicas y socialmente aceptadas.
Y, de repente, surge una novela gráfica como No Te Serviré. En ella, una epidemia asola a todo el país en un presente distópico que recuerda poderosamente al nuestro. Aunque pueda parecer que el protagonista va a ser Agustín, un torero jubilado, pronto se nos pondrá en el punto de vista de su ex suegro. Este decide investigar la verdadera identidad de este personaje que se cruzó por la vida de su hija. Y terminará descubriendo más de lo que se habría imaginado y de lo que le haría gustado.
Con un aroma que hace que uno se pregunte si está leyendo una versión de El Día de la Bestia dirigida por un hijo bastado de Gaspar Noé y de Nicolas Winding-Refn, se presenta un trabajo muy peculiar dentro de la rica producción española de cómics. Tiene una motivación estética no naturalista y con una narrativa esquiva que navega en la ambigüedad. Cuando se obtiene una respuesta, surgen más preguntas. Muchas de ellas sin respuesta.
Eso puede excluir a buena parte de los posibles lectores, pero esa falta de acomodo es digno de elogio. Su atmósfera es densa e incómoda, nada complaciente. Pero también es embriagadora en su misterio y onirismo. Te mantiene en tensión, pero, una vez aceptas entrar, sientes cierto confort sabiendo que caminas sobre terreno conocido.
El cómic es vibrante y, a pesar de que puede resultar excesivo en algún momento, es imposible no querer seguir leyendo. Su premisa es lo suficientemente potente como para querer saber más. Y eso es gracias, en parte, a su tono. Es una experiencia intensa, pero que, debido a ese aspecto castizo, te sientes interpelado del algún modo. Paso a paso te lleva a cosas que te podrían perder por ser demasiado excéntricas, pero te las introduce en un contexto que es muy familiar. Hay sectas, religiones satánicas precatólicas, mezcladas con nociones de bien y mal, pero está intrínsecamente unido a la cultura del pelotazo, a los rituales taurinos, a los cuñados yéndose a puticlubs… En cierto modo, recuerda a la tesis que defendía ese fenómeno cinematográfico que ha sido Historia de lo Oculto.
Todo ello, además, está contado a un ritmo tremendamente ágil. Aunque parta de un ritmo más pausado, hay cierta sensación de urgencia que va en incremento a lo largo de la obra. Hasta germinar en uno de los clímax más violentos, viscerales, crueles y disfrutables que se han publicado en un cómic durante los últimos tiempos.
Irra es un artista sevillano cuya carrera ha tardado en arrancar pero que está dando pasos agigantados. Este artista no deja de crecer en cada novela gráfica en la que trabaja. Y su estilo va a más, también. Aquí sorprende con una apuesta muy esteticista y con un color muy contrastado. Aparte de controlar con sutilidad lo que quiere o no contar, y de hacerlo jugando con los recursos visuales que le proporciona el medio, es alguien que ha demostrado un gran conocimiento de los tiempos narrativos. Logra compaginar imágenes por asociación a las que le otorga gran valor simbólico.
A generar esa sensación de extrañeza emplea un recurso muy llamativo. El color es usado a modo de iluminación de neones y sigue unos patrones que parecen querer regirse por unas reglas diferentes a las habituales. Y eso casa a la perfección con esa intencionalidad de generar esa sensación de hostilidad y de extrañeza. Es un cómic en el que, en un primer vistazo, parece tomar decisiones aleatorias. Pero que, a poco que se reflexione sobre él, se entiende que están muy medidas para trasladar al lector al estado emocional e intelectual que al autor le interesa.
Irra es una nueva voz muy enérgica que, como los grandes artistas de nuestras eras, toma todos los referentes extranjeros y los fusiona con la España que adora a Jesús Gil. Y logra hacerlo de tal modo que no chirría. Construye un submundo tan inaccesible como la ficción le permite, pero sobre una capa de realidad cotidiana.
El tomo ha sido financiado a través de crowfunding gracias a Spaceman Project, que no deja de lanzar propuestas tan estimulantes que solo tienen cabida de esta manera.
No te Serviré es un cómic muy peculiar que no va a ser gusto de todos los paladares. Aquí lo que se encontrarán es una celebración posmoderna de la España ocultista y oculta. Y si aceptan lo inaceptable, se enfrentarán a una propuesta dispuesta a desafiar. Una ficción que da una explicación extrema de por qué este país es como es. Y viendo, como acontece, casi parece que la única opción racional es aceptarla.
Título: No te Serviré |
Guion, dibujo y color: Irra |
Edición Original: Spaceman Project |
Formato: Cartoné, 248 páginas |
Precio: 30,00€ |