Adaptar una novela de la trascendencia de Dune no es tarea sencilla. Solo el pensar a quien se va a intentar contentar ya es mareante. ¿Se va a ser demasiado fiel y no aportar absolutamente nada o, por el contrario, se quiere sorprender y enriquecer los trabajos previos? Y cuando se habla de trabajos previos no solo se hace referencia a la obra magna de Frank Herbert, si no a las visiones aportadas por creadores del calibre de David Lynch, Alejandro Jodorowsky o Dennis Villeneuve.
Este proyecto nació de la iniciativa de Brian Herbert (hijo de Frank Herbert), que buscaba recrear el concepto en un medio visual en el que pudiera tener un mayor control creativo. No tardó en dar con la conclusión de que el medio idóneo sería el cómic. Escribió el guion junto a su habitual compañero de correrías, Kevin J. Anderson, puesto que ambos habían escrito precuelas y secuelas de las novelas de Dune. Y contaron con el tándem formado por los artistas residentes en Valladolid, Raúl Allén y Patricia Martín, de larga experiencia y reconocimiento en el ámbito del cómic y la ilustración. Así se formó el equipo creativo dispuesto a materializar esta ambiciosa adaptación.
Esta no es la primera adaptación de la franquicia, puesto que Bill Sienkiewicz (dibujante que ha diseñado la portada en este tomo) creó una miniserie que trasladaba el filme de David Lynch a las páginas de Marvel Comics. En el camino han habido algunos intentos fallidos hasta llegar a este 2020. Además de esta novela gráfica, los guionistas han editado junto con BOOM! una miniserie titulada Dune: House Atreides que sirve de precuela a este universo. Todo esto iba a iba a apoyarse mutuamente con el gran estreno de la adaptación cinematográfica a cargo del mencionado Villeneuve. Estaba planeado para estas navidades y, desgraciadamente, se ha retrasado un año entero. .

Tras esta información contextual, cabe destacar que esta obra ha sabido conjugar todo aquello que se podría esperar pero que también se nota que se ha buscado que sea única e indistinguible. A pesar de la distancia entre todas las partes creativas, es evidente que ha habido una compenetración y un entendimiento entre todas las partes. Brian, de hecho, parte desde la concepción de que la novela siempre ha tenido un fuerte componente visual y gráfico. Y se nota que ha dado una libertad de acción a Allén y Martín para que tratasen de aportar su perspectiva.
Ambos han establecido un mundo muy imaginativo y colorista que sabe aprovechar los aciertos de las adaptaciones previas, pero también alejarse de ellas. Es un producto muy coherente para aquellos que lo conozcan todo del mundo de Frank Herbert, pero lo que se encontrarán es una sensibilidad diferente a la suya que viene a sumar. Pero también aquellos que se acerquen por primera vez, se abrirá ante ellos una puerta a una historia memorable.
Brian Herbert y Anderson han sabido entender a la perfección el centro de la novela para simplificarla y aligerar las partes más farragosas, en favor de conseguir ir al grano para que el cómic gane en concisión. El acercamiento tiene que ver con una serie decisiones más propia de guion que de algo novelado. Aun así, sí que tiene ciertos aspectos en los que se notan que la raíz es una densa novela. Pero en ningún momento la lectura se hace farragosa.
Otro gran acierto es que esto es indudablemente un cómic que exprime los recursos propios del medio. Por tanto, funciona por sí mismo y no necesita el apoyo de venir de otra parte para tener interés. Si fuese una creación hecha desde cero, tendría mucho valor per se. Y ese es un objetivo que aquí se cumple y al que deberían aspirar todas las adaptaciones.
La trama está repleta de peripecias y es sorprendentemente ágil. A ello ha contribuido la decisión de que en este volumen no se adapte todo el libro, sino una fracción de este. A pesar de ello, han sido inteligentes a la hora de decidir dónde cortar, puesto que es una unidad dramática en sí misma y logra terminar en un clímax espectacular.

El arte de Raúl Allén y Patricia Martín tiene el mérito de haber sabido recuperar cierto aire de excesos de la ciencia ficción que se creaba en el momento en el que se generó la novela. El trabajo de ambos es muy clásico, pero también muy evocador. Se nota el oficio detrás y saben escoger muy bien la composición de páginas. También se introduce ciertas cuestiones simbólicas y enriquecen la lectura. Saben conseguir que tanto las escenas más pausadas como aquellas en las que hay más peripecia sean eléctricas, manejan con gran acierto la tensión. Una obra en la que se nota que se ha disfrutado del proceso y se transmite con la lectura.
Norma Editorial ha hecho el esfuerzo de publicar de manera simultánea este primer volumen de la adaptación de Dune. Incluye una sobrecubierta ilustrada por Bill Sienkiewicz, un prefacio de Brian Herbert, los agradecimientos de los autores, un teaser que indica la fecha del segundo volumen (2022) y las biografías de todos los implicados.
Dune. La Novela Gráfica. Libro 1 es todo lo que cabría esperar. Una reimaginación de la imperecedera obra de Frank Herbert que ha sido sintetizada de un modo en el que es respetuosa hacia los veteranos y accesible a los novatos. Tiene un componente visual muy potente y saca partido de las habilidades de todos los creadores. Un cómic con el que no solo se aligera la espera a la retrasada película de Villeneuve, si no que logra tener su propia identidad y aportar frescura a este universo.
Título: Dune. La Novela Gráfica. Libro 1. |
Guion: Brian Herbert y Kevin J. Anderson |
Dibujo y color: Raúl Allén y Patricia Martín |
Edición Nacional: Norma Editorial |
Edición Original: Abrams |
Formato: Cartoné, 176 páginas a color |
Precio: 24,95 € |