Joe Sacco es un autor de cómics bastante conocido por sus obras relacionadas con conflictos bélicos o sus consecuencias. Notas al pie de Gaza (Random House, 2010) o Gorazde: Zona Protegida (Planeta, 2005) son dos de sus obras más conocidas. Ambas tienen una forma muy específica de presentar tanto los conflictos bélicos, como las historias de aquellas personas que Sacco entrevista para realizar sus obras.
Y es que este autor tiene una formación universitaria en periodismo, sin embargo, tiempo después de licenciarse se dio cuenta que ésa no era la forma en la que quería contar historias. Y así terminó uniendo sus dos pasiones: la investigación a través de entrevistas y la comunicación a través del dibujo. Convirtiéndose en uno de los mayores exponentes del periodismo gráfico. Es decir, el reportaje periodístico llevado al mundo del cómic.
Aunque ha trabajado en varios proyectos durante los últimos años, con distintos periodistas y autores, desde 2014 no creaba una obra en solitario. Ahora, por fin podemos disfrutar de su nuevo trabajo, Un tributo a la tierra, donde mantiene muchas de sus características habituales en cuanto a la narrativa, el dibujo y estilo periodístico. Pero donde cambia los conflictos bélicos por un tema igual de importante: el genocidio cultural y cómo el capitalismo puede arrasar, y arrasa muchas veces, con todo.
¿Pero de dónde sale este cambio en la temática del autor? Originalmente Sacco iba a realizar una historia corta para una revista, para ello se desplazó hasta la zona norte del río Mackenzie en Canadá. Como siempre, se entrevistó con infinidad de gente y durante el tiempo que estuvo en la zona se dio cuenta que todo lo que estaba aprendiendo debía plasmarlo en una obra como la presente. Poco después volvería una segunda vez a la zona para seguir entrevistando a todo tipo de gente.
En esos viajes Sacco conoció la historia de los Dene, indígenas autóctonos del valle del río Mackenzie que siempre habían vivido de forma sostenible y respetuosa con la basta naturaleza canadiense. Sin embargo, tal y como el autor muestra en su obra a través de entrevistas, a finales de los años setenta los internados para niños indígenas funcionaron de forma exhaustiva para erradicar la cultura de los Dene. Y es que, frente a unos indígenas cuya cultura respeta la naturaleza por encima de todo, el capitalismo sólo puede hacer una cosa: aprovecharse de ellos hasta tal punto que casi los haga desaparecer.
Sacco muestra a través de su viaje, y su representación en el cómic del mismo, las entrevistas e historias de las personas que conoció. Jefes de poblados, adultos que en su niñez estuvieron en los internados para indígenas, líderes políticos, multinacionales que querían (y que obviamente consiguieron) explotar los recursos naturales de la zona… ya que ése fue el problema al que se enfrentaron las tribus: el capitalismo en forma de oleoducto. Para ello se sirvieron de todas las tramas políticas necesarias: dividieron la comunidad, separaron a los jóvenes de sus familias, erradicaron la lengua y las costumbres de estos… crearon un genocidio cultural. Si bien no asesinaron a los miembros de las tribus, hicieron algo igual de terrible.
Además de contar historias personales por parte de todos los entrevistados, Sacco explica de forma magistral el sistema de opresión que se gestó para poder eliminar todo rastro cultural que pudiera suponerle un problema al “progreso” de las grandes empresas que lo único en lo que estaban (y están) interesadas es en el petróleo, el gas y los dimanantes de la zona. A día de hoy, Canadá sigue teniendo una deuda con estos pueblos indígenas. Y en esta obra se entiende a la perfección el por qué y cómo se llegó a ese punto en que casi desaparece la identidad de un pueblo al completo.
Al mismo tiempo, Sacco aprovecha la estrecha relación de los Dene con la naturaleza para incluir todo aquello que aprendió gracias a ellos sobre la misma. Y cómo el cambio climático y la ecología no deberían ser un tema menor ni en ésta, ni en ninguna obra o proyecto.
En cuanto al apartado gráfico, como es habitual en las representaciones de Sacco, toda la obra es en blanco y negro. La narrativa no es lineal, ya que mezcla el pasado de las personas a las que está entrevistando, con su viaje. Cuando se representa a sí mismo, y a Shauna, su guía, lo hace a modo de diario de viaje. Sin embargo, cuando representa las entrevistas, y los pasados de las personas con las que está hablando, pasa a un modo más periodístico. Los entrevistados “miran a cámara”, es decir, al lector directamente mientras contestan las preguntas de Sacco a quien no vemos por estar “detrás de la cámara”. La representación gráfica de sus historias tiene una estructura más convencional, pero se ven interrumpidas por viñetas negras con el entrevistado de turno contando la historia. De esta forma el lector ve pasado y presente al unísono, sin resultar extraño.
Joe Sacco ha necesitado cuatro años para poder llevar a cabo Un tributo a la tierra. Y no es para menos. La cantidad de información que hay representada, los personajes, las historias y lugares, así como los temas, no son ni pocos ni sencillos. Pese a todo, consigue presentarlos de forma que sea comprensible incluso para aquellos lectores que los desconozcan por completo. Además, la edición de Reservoir Books hace que su lectura sea muy satisfactoria, no sólo por la calidad del papel, sino también por su tamaño. Una obra a favor de la ecología, la memoria y la sostenibilidad que no duda en denunciar de forma pública la cara más terrible del capitalismo.
Título: Un tributo a la tierra |
Guion, dibujo y color: Joe Sacco |
Edición Nacional: Reservoir Books |
Edición Original: Henry Holt and Co. |
Formato: Cartoné, 272 páginas |
Precio: 22,90€ |