Escribir la biografía de un personaje de ficción con más de medio siglo de trayectoria y cuyo relato se ha articulado no sólo a través de varios cientos de cómics escritos por decenas de autores diferentes, sino también en distintas series de animación, películas y videojuegos, es una tarea tan compleja que roza lo imposible. Los reinicios de la cronología del personaje, la reescritura o reinterpretación de algunos de sus episodios fundamentales o la superposición de versiones retan a cualquiera que se proponga armar un relato cronológico y coherente de la vida de Spiderman.
Chip Zdarsky y Mark Bagley abordaron la tarea con una vocación artística y emotiva que regaló a los lectores una maravilla de tebeo que en España se editó con el título de Spiderman. Toda una vida. En seis entregas, seleccionando y reencajando piezas, el guionista canadiense construyó una obra que hilvanaba cronológicamente las historias más memorables del personaje en un relato que terminó erigiéndose como un monumento al Trepamuros. En sus páginas revisitábamos las muertes del tío Ben y Gwen Stacy, el enamoramiento de Peter y Mary Jane, la génesis de villanos como el Duende Verde, la aparición del simbionte o de Morlun… Pero, inevitablemente, quedaban fuera de sus páginas (y no podía ser de otro modo) los pasajes, sagas y personajes que no poseen la condición de icónicos o memorables.
Esos vacíos y omisiones son los que no pueden darse, ni se dan, en un libro como Peter Parker, Spider-Man. Cronología arácnida (vol. 1), que acaba de publicarse esta semana. La obra de Francesc Martínez y Antonio J. Sánchez comparte con la que firmaron Zdarsky y Bagley el amor por el gran icono de Marvel, el conocimiento de su periplo editorial y el propósito de poner orden a su cronología, pero sustituye el empeño artístico por una formidable exhaustividad y la habilidad con la que los autores presentan datos y reseñan historias de manera que no parece que el libro tenga casi setecientas páginas.
El volumen recopila, resume, ordena y comenta todos los cómics publicados del trepamuros entre 1962 (Amazing Fantasy #15) hasta 1988 (Amazing Spider-Man #300). Es una guía de lectura, como se indica en la contraportada, pero también una obra de consulta de valor inestimable para cualquiera que desee estudiar los cómics de Spiderman desde la academia, y una invitación a la nostalgia para quienes hayan echado los dientes con el superhéroe arácnido.
Como señala en el prólogo el editor Julián M. Clemente, nos encontramos ante una obra heredera de los Index que proliferaron en Estados Unidos y que trataban de establecer una cronología clara que ate los acontecimientos de los personajes como si se desarrollaran en el curso de la biografía de una persona viva. Si la naturaleza editorial de un personaje como Peter Parker hace necesarios este tipo de ejercicios para acabar de comprender el rompecabezas, cuánto más en España, donde prácticamente hasta que Fórum se hizo cargo de la publicación de Marvel, sus cómics se habían publicado de forma un tanto anárquica. El propio Clemente concede que en tiempos de internet esta clase de guías de lectura son más fáciles de elaborar, la información es más accesible; pero no sólo se trata de la red de redes, sino de la profesionalización de los editores de cómic en este país que, como Clemente o Martínez Viturtia, han diseñado y sostenido en el tiempo iniciativas como las líneas Biblioteca Marvel o Marvel Gold, que han puesto a disposición de los lectores materiales antes difícilmente encontrables, de forma ordenada y bien contextualizada.
Por ello, el mérito de Peter Parker, Spider-Man. Cronología arácnida (vol. 1) no podía terminar con su capacidad para elaborar y ordenar fichas de lectura. El tomo, que en algunos momentos se presta a pensarlo como una colosal entrada de la mítica Enciclopedia del Universo Marvel, ofrece una cantidad inabastable de informaciones secundarias y detalles sobre la vida de su protagonista que lectores menos avezados en los cómics de nuestro amistoso vecino ignorarán. Por ejemplo, que los padres del huérfano Parker formaron parte de SHIELD y se enfrentaron a HYDRA (Untold Tales of Spider-Man) o que fue invitado a unirse a un grupo de pseudohéroes conocido como los Vengadores de Brooklyn que apareció por primera vez en las páginas de Web of Spider-Man.
Este sabor, con el que Martínez y Sánchez han sabido salpimentar un libro metódico en el que los datos se suceden ordenadamente, justifica la lectura más allá de la consulta con vocación académica o por saciar la curiosidad sobre algún dato concreto. En sus páginas se rememoran viñetas que nos erizaron el vello, que nos tuvieron en vilo durante una tarde de lectura pasando páginas, pero también nos llevan a visitar recovecos curiosos de la vida de Spiderman en los que no habíamos reparado o que ni siquiera conocíamos.
Sin embargo, ¿por qué diantres alguien (en su sano juicio) querría conocer la biografía de un personaje de ficción con tal nivel de detalle? La respuesta nos la ofrece preventivamente J. M DeMatteis en el prólogo que abre la el volumen, como si intuyese que el lector, en algún momento (en más de seiscientas páginas da tiempo a ello), fuese a preguntarse por qué lleva un par de horas con ese libro abierto sobre el regazo. El guionista de La última cacería de Kraven nos recuerda el motivo por el que el Lanzarredes es el mejor superhéroe de la historia del cómic: la humanidad de Peter Parker. Es un tópico que el gran acierto de Stan Lee, Steve Ditko o Jack Kirby fue lograr que los lectores de tebeos pudiesen verse reflejados en los temores, preocupaciones e imperfecciones de sus personajes. Pero a lo largo de los años, ninguno de los iconos de Marvel ha mantenido ese rasgo distintivo como Spiderman. No importa lo desanimado que esté, escribe DeMatteis, no importa las veces que falle, siempre se levanta y lo intenta de nuevo, y cada vez que Peter triunfa, es un triunfo para todos nosotros, porque es un ejemplo maravilloso de lo mejor del espíritu humano.
La capacidad que autores como el propio DeMatteis, pero también Stan Lee, Gerry Conway, Joe Michael Straczynski, Brian Michael Bendis, Chip Zdarsky y tantísimos otros, han tenido para entretener, emocionar y excitar, pero sobre todo, para mantener a Peter Parker como una brújula moral con la que los lectores compararse para tratar de ser mejores es la semilla para que dos autores como Francesc Martínez y Antonio J. Sánchez hayan acometido una titánica labor bibliográfica cincuenta y ocho años después de la creación del personaje y que el lector que se encuentra con el fruto de ese trabajo no pueda dejar de leerlo.