Son una gran cantidad de títulos los que han llegado por parte de DC Comics, que busca asentar su Future State. Si bien la semana pasada fue el debut y el sabor que dejó un buen sabor de boca, en términos generales, todavía quedaban unos cuantos iconos por irrumpir en el mercado.
Esta semana tocas nuevos números y equipos creativos que toman el relevo. Esta semana salen a la palestra la friolera de siete nuevos títulos: Dark Detective (que viene a ser el sustituto de Detective Comics), con la reputada Mariko Tamaki y Dan Mora dando el dó de pecho, la Justice League a cargo de Joshua Williamson y Robson Rocha, el primer encuentro entre los nuevos Superman y Wonder Woman, desarrollado por Dan Watters y Leila de Luca, Meghan Fitzmartin y Eddy Barrows imaginan cómo le va al sidekick de Batman con Robin Eternal, Tim Sheridan y el español Rafa Sandoval narran las aventuras de Teen Titans, Supergirl pasa a ser Superwoman con un equipo estelar formado por Margueritte Bennet y Marguerite Sauvage y, por último, Green Lantern vuelve con John Stewart a la cabeza desarrollado por un equipo creativo de no menos talento encabezado por Geoffrey Thorne y Tom Raney.
Sin mayor dilación, se procede a desgranar todo lo que ha dado de sí este segundo paso:
Future State: Dark Detective
por Mariko Tamaki, Dan Mora, Jordie Bellaire, Matthew Rosenberg, Carmine di Giandomenico y Antonio Fabela
Si la semana pasada se introdujo al nuevo Batman desarrollado por John Ridley, en este Dark Detective se trata de dar respuesta de qué es lo que ha sucedido con Bruce Wayne. Este cómic resulta una pieza totalmente central para comprender mejor cuáles pueden haber sido los acontecimientos que han llevado a Gotham a ese punto de decadencia.
La guionista Mariko Tamaki demuestra este número que entiende a la perfección al personaje y a su mundo. Capta el tono de de sus historias de una manera muy escrupulosa. Y consigue llevarlo por situaciones a las que el lector no está acostumbrado. Este presencia con unos ojos nuevos una historia ambiciosa y llevada con mucho acierto.
Se tiene a un personaje en las sombras luchando estratégicamente contra la fuerza opresora de esta Gotham futura. Se levanta contra un sistema que es consecuencia directa de sus acciones como vigilante. Su conflicto es complejo e interesante. Lo que, en otras épocas, esto habría sido un gran evento, aquí se sintentiza en unas pocas páginas, pero muy significativas.
Dan Mora aporta muchísimo al funcionamiento perfecto de este cómic. Tiene un estilo intermedio entre lo clásico y lo rupturista, que es un acierto para el asentamiento temático de este cómic. En estas páginas hay mucha verdad y emplea una serie de maniobras visuales
Este número contiene un complemento por Matthew Rosenberg y Camine di Giandomenico. En él se pone en el punto de vista de un Grifter decadente que tiene que recuperar su “llama”. Se nota que el primero está en su salsa escribiendo personajes de talante un tanto extremo. Sin embargo, el que consigue humanizar al personaje es Carmine de Giandomenico. Tiene un estilo muy diferente al del resto de dibujantes que han diseñado esta Gotham del futuro. Mantiene una linealidad estética, pero consigue darle un aspecto más irónico. Este complemento sirve de puerta de entrada para un personaje que, a priori, no podría ser más antipático. Unas páginas con un gran ritmo en las que se logra contar una historia más divertida y con un tono más ligero respecto a los otros títulos.
Valoración: 8/10
Future State: Justice League
por Joshua Williamson, Robson Rocha, Daniel Henriques, Romulo Fajardo Jr., Ram V, Marcio Takara y Marcelo Maiolo
Algo que Marvel ha estado tanteando y que DC ha tardado algo más en emplear es el buscar un relevo generacional a sus grandes héroes. El equivalente más próximo a lo que aquí se ofrece son títulos como Jóvenes Vengadores o Campeones. Algunos descendientes carnales de los grandes héroes o sucesores espirituales toman el manto y forman su propia Liga con su particular modo de actuar.
El tema principal que aquí está presente es la idea de cómo los errores de nuestros padres pueden determinar nuestro presente y futuro. Es una problemática con la que se podría identificar la generación que tendrá que hacer frente a una crisis (justo después de haber ¿superado? otra) de la que no es culpable y que tiene la amenaza del cambio climático enfrente.
Se respeta la característica decadente de otros títulos, pero si hay un título bombástico es y debe ser este. Aquí las amenazas son grandiosas y no da tiempo a reflexionar alrededor de lo que pasa en las ciudades. Hay algo de endogamia al hablar puramente del heroísmo, sin haber ninguna otra cuestión que pueda hacerle sombra. Pero lo cierto es que aquí funciona a las mil maravillas.
La trama se construye a un misterio que se resuelve de una forma chocante al final del episodio. Tiene un ritmo formidable y se consigue que quieras sentir más interés a todos los personajes. De hecho, los mejores tramos son aquellos en los que los héroes interactúan.
El trabajo de Joshua Williamson tiene todo lo que se le puede pedir a un pieza de la Liga de la Justicia. Pero el arte de Robson Rocha hace que este cómic gane enteros. Sus dibujos son detallistas, y es capaz de crear imágenes de un gran cuidado. Es espectacular en todo momento y tiene unas capacidades narrativas bastante interesantes. Cuenta mucho con poco y parece haber cuidado todas y cada una de las decisiones estéticas tomadas: de los diseños, a las composiciones o lo que se enseña y lo que no.
La mayor pega, tal vez, es que no termine de intentar alejarse y sorprender con conceptos nuevos. Aunque todos los elementos aquí expuestos estén llevados con un alto grado de acierto, no tiene nada que no se haya podido leer antes.
El cómic tiene un complemento jugoso centrado en La Liga de la Justicia Oscura. En él se vuelve a ubicar al lector en un contexto semiapocalíptico. Ram V y Marcio Takara optan por contar el tropo de un grupo dispersado que debe volver a reunirse para evitar un mal gordo. No se salen la raya, pero lo hacen con mucho gracejo. Tiene un ritmo apabullante y no dejan de darse sorpresas y caracterizaciones sugerente.
Un cómic de la Liga de la Justicia con un sabor clásico y bien conducido. Porque da igual los cambios que puedan haber, parece que siempre tienen que haber unas señas de identidad. Para bien o para mal…
Valoración: 7/10
Future State: Superman/Wonder Woman
por Dan Watters, Leila del Duca y Nick Filardi
La coordinación editorial de este evento está siendo, cuanto menos interesante. La semana pasada se introdujo las nuevas iteraciones de Superman y de Wonder Woman, ganándose, en buena medida, la simpatía el público. Con lo que el cruce de ambos era algo deseable. Y no ha habido que esperar mucho a que se produzca…
Lo primero que resulta llamativo, porque contrasta frontalmente con todos los números anteriores de Future State, es que aquí no hay el menor indicio de distopía. La Metropolis luminosa que aquí se representa, poco o nada tiene que ver con la que se da en Superman. Es algo que, tal vez, se haya hecho intencionadamente, pero que resta un poco de credibilidad y cohesión al mapa de títulos.
Dejando ese detalle de lado, lo que aquí proponen Dan Watters y Leila del Duca es un típico cómic de aventuras desenfadado entre dos grandes héroes. Lo que resulta más interesante es la capacidad de la artista de crear una nueva iconografía para el mundo de Wonder Woman. Consigue embellecer todo lo que se presenta y darle un posicionamiento optimista. La dibujante consigue plasmar la grandeza de los héroes, en el mejor sentido de la palabra.
Este cómic permite conocer facetas de esta nueva Wonder Woman y de Jon, que hasta el momento no se había tenido tiempo de dar. Su complicidad no se aleja demasiado a la de sus predecesores, aunque sí que hay unas sutiles diferencias que enriquecen este cómic. Estas páginas terminan siendo satisfactorias, precisamente, por ese motivo. Se ahonda en matices que estaban en las presentaciones, mientras que se introduce una trama tan hiperbólica como jovial. Hay riesgo, pero no se siente ni tan grave, ni tan peligroso ni tan urgente como lo que hay en otros cómics.
Este cómic es el más disonante respecto a la línea trazada a nivel general. Es un claro soplo de aire fresco aunque, precisamente por todo esto, tal vez caiga en la irrelevancia.
Valoración: 6/10
Future State: Robin Eternal
por Meghan Fitzmartin, Eddy Barrows y Adriand Lucas
Este título cumple una única función: crear una historia que ubique la figura de Tim Drake en el mundo. Es una versión más adulta del personaje que conserva cierta personalidad que lo hace distinguible.
Al igual que la mayor parte de los títulos de Future State ambientados en Gotham, Meghan Fitzmartin presenta al personaje como un héroe enfrentado a un sistema policial que es puramente fascista. La escritora construye una historia que mezcla el drama criminal urbano, las ficciones de espionaje con los superhéroes en una propuesta que está protagonizada por un personaje que lo único que tiene es su voluntad por acabar con las injusticias.
El ritmo de esta historia es frenético y repleto de acción. Se presentan nuevos personajes y reformulaciones de otros. Se nota que se ha tenido una gran ambición y eso se plasma en todo momento. Sin embargo, llegados a este punto, no consigue hacer nada que no esté presente en otros títulos de Future State, por desgracia. Aunque puede ser una buena puerta de entrada para los neófitos lectores.
El experimentado dibujante Eddy Barrows tiene un estilo de línea fina, pero con unas imágenes viscerales. Su trazo es muy claro, lo cual favorece a generar una estética de optimismo en un contexto que no invita a tenerlo. Obtiene una coherencia y un equilibrio gráfico que sientan muy bien a un cómic como Robin.
El Robin que seguirá luchando hasta la última gota de sangre no podría ser otro que Tim Drake. Un cómic más convencional respecto al resto de los títulos de la batfamilia, pero sirve para generar una mayor consistencia a Future State.
Valoración: 6/10
Future State: Teen Titans
por Tim Sheridan, Rafa Sandoval, Jordi Tarragona y Alejandro Sánchez
¿Qué sucede después de finalizar la juventud de un modo traumático? Eso es lo que parece haber querido contar Tim Sheridan. Es una historia de devastación en el sentido más amplio de la palabra.
El escritor ha querido contar mucho a través de un grupo que hace lo posible por no dividirse cuando todo está perdido. Sus caracterizaciones de los personajes son muy consecuentes a quienes fueron, cosa que se permite ver quiénes fueron a través de una serie de flashbacks. Se han tomado decisiones bastante arriesgadas, pero ninguna de ellas parece inverosímil.
A modo de curiosidad, cabe mencionar que se ha producido un error de coordinación editorial un tanto cuestionable (se hace referencia a un acontecimiento sucedido en un número no publicado). Aunque siendo justos, no deja de ser un detalle sin mayor trascendencia que no arruina ninguna lectura.
La labor de Rafa Sandoval es impecable. El dibujante consigue contrastar los flashbacks con el tiempo presente de una forma muy sutil e inteligente, que es lo central de este cómic. Ha tenido que seguir dos líneas visuales que no podría ser más dispares, al tener que transmitir sensaciones antagónicas. Este mérito se le puede aplaudir al tándem Rafa Sandoval/Jordi Tarragona, pero el trabajo de Alejandro Sánchez en mantener la «personalidad» de ambas líneas temporales es sobresaliente, aunque a estas alturas eso no debería sorprender a nadie habida cuenta de la calidad de Sánchez. Pero no es el único: sus rediseños son icónicos y consecuentes a más no poder, tiene una planificación minuciosa en cada viñeta, sus escenas de acción son grandilocuentes… Su arte, en definitiva, aporta mucha veracidad y dinamismo al guion. Tiene las dosis necesarias de cada cosa y todo funciona con minucioso un pulso dramático.
Teen Titans es un cómic con un espíritu indudablemente trágico. Mientras que, en otros, se plantea la necesidad de seguir luchando, aquí te anima a tirar la toalla. Y no podría ser más significativo que el título escogido para ello haya sido este.
Valoración: 7/10
Future State: Zara Kor-El, Superwoman
por Marguerite Bennett, Marguerite Sauvage
En Zara Kor-El: Superwoman se ha optado por hacer que el personaje madure enteros. El hecho de que haya dejado el “girl” detrás no es una mera estrategia para llamar la atención. El salto temporal ha provocado que acepte una serie de responsabilidades y lecciones dadas por su primo (Superman, por si había alguna duda). Se convierte en adalid y protectora de una colonia humana residente en la luna. Todo se perturba con la aparición de una nave.
Marguerite Benett escribe a la buena de Zara con una sensibilidad muy especial. Aunque, en primer término, hay una historia simple que funciona, en este número hay una serie de recursos que no podrían ser más contrarios a los de sus series hermanas. Se opta por crear una historia con muchos tintes reflexivos, de introspección, y con un innegable componente poético y contemplativo.
Se mezclan determinados géneros, pero, narrativamente, lo central son conflictos internos y una subtrama de relación extraña. Como es lógico, se sirve mucho de los cuadros de texto, de las abstracciones y del diálogo. Pero lejos de molestar, se consigue ser planteado de una manera sumamente interesante.
Pero aquí lo que resalta por encima de todo es el bellísimo arte de la parisina Marguerite Sauvage. Su arte es epatante y dan ganas de pararse a ver hasta el más mínimo detalle. Consigue generar un lirismo en estas páginas tan alejado a la identidad visual superheroica, que es sencillamente formidable. Toma referentes visuales variados que van de Saga a vidrieras de Iglesias y los integra con buen hacer. Otra obra admirable de esta una artista que no deja de ir a más.
No va a haber otro título de un cariz mínimamente similar al de Zara Kor-El: Superwoman en toda esta línea. Un cómic que va más allá de las convenciones y que intenta innovar con un personaje al que le hacía falta.
Valoración: 9/10
Future State: Green Lantern
por Geoffrey Thorne, Tom Raney, Mike Atiyeh, Ryan Cady, Sam Basri, Hi-Fi, Ernie Altbacker, Clayton Henry y Marcelo Maiolo
De esta tanda, contra todo pronóstico, seguramente sea el título que ha buscado llevar más lejos a los personajes. En él, se presentan tres historias de Green Lanterns totalmente desvalidos y desprovistos de aquello que les hace supers.
En este tipo de historias, siempre se dan vueltas alrededor de dónde reside el heroísmo y se saca a relucir todo aquello que hace que un personaje de este tipo sea extraordinario. Y no son sus poderes, precisamente. Esta lo respeta, pero lo hace en un contexto que resulta novedoso.
La historia principal está protagonizada por John Stewart. Esta tiene un inicio in media res y se cuenta la intervención de él y otros lanterns en medio de un asedio. Pero lo hacen en clave de géneros que no son los esperables en un cómic de Green Lantern. Por tanto, hay una relectura de los Green Lanternos totalmente disruptiva que lleva, incluso, a experimentar con distintos géneros. El arranque ya es una declaración de intenciones que ensancha la franquicia como pocos se habían atrevido a hacer.
Esta propuesta escrita por Geoffrey Thorne bebe mucho de las space operas tipo John Carter de Marte para tratar de alejarse lo máximo posible e intentar conducir la franquicia a situaciones inéditas. Se toman decisiones que pueden no ser del gusto de todo el mundo. Pero lo que no se puede negar es que hay una búsqueda rupturista que se conduce con mucha inteligencia y conocimiento de causa.
El dibujo corre a cargo de un Tom Raney que está, sencillamente, pletórico. Consigue transmitir toda la intensidad y desesperación que esta historia precisa. Sus imágenes son memorables. Es alguien a quien se le nota el oficio y estas ilustraciones evocan a la tradición e iconografía de las historias de aventuras espaciales y de espada y brujería.
El primero de los complementos está centrado en Jessica Cruz. Teniendo a Alien como referencia principal, Ryan Cody y Sami Basri han sabido crear una claustrofóbica historia de gato y ratón. Por determinado motivo, la protagonista solo puede contar con sus capacidades humanas para sobrevivir a una amenaza que le viene grande. Una historia muy centrada en el personaje que se ha llevado a cabo con destreza.
Para cerrar, Bernie Altbacker y Clayton Henry presentan una historia autoconclusiva protagonizada por Guy Gardner. Dramáticamente se ambienta un poco antes que las otras que componen el número. Y lo cierto es que tiene una finalidad más abiertamente cómica. Guy entra como un elefante en una cacharrería en un planeta en el que hay una guerra abierta. Trata de solucionarla y, con ello, remodela el planeta. Una propuesta que sirve para demostrar la profundidad que tiene la vertiente cósmica de DC y para introducir a este carismático personaje para nuevas generaciones.
Valoración: 8/10
Con perspectiva global, la segunda semana ha dados más pasos para el establecimiento de nuevos iconos, a la vez que ha traído versiones transfiguradas de nuevos personajes. Poco a poco, se siente que hay dos líneas argumentales y estilísticas dentro del evento: unas que siguen una linealidad fijada y otras que, por el contrario, tratan de romper con el pasado, funcionan de forma autónoma e intentar traer cosas nuevas. Sea como fuere, lo que es innegable es la calidad media que están teniendo estos títulos.