Batman: El Último Caballero de la Tierra, Scott Snyder y Greg Capullo llevan al murcielago de DC a un entorno postapocalíptico

Es una obviedad como una casa, pero la función del cómic de superhéroes es, supuestamente, sacar lo mejor de sus lectores. Estos dioses en la tierra son modelos abstractos aspiracionales para el lector desvalido y sobrepasado por la absurdez del mundo. Agarrarse a ellos es agarrarse a certidumbres y respuestas claras, cosa que es necesario en una realidad que no las tiene. 

Por aquellas historias que se atreven a transgredir esa cuestión central, siempre resultan llamativas y tienden a ser más peligrosas. En cierto modo, es aplicar una serie de reglas del realismo a unos coloridos mundos de ficción. Al igual que la duda de la fe, el cuestionamiento del heroísmo de los superhéroes conduce a dos extremos: el reforzamiento de este o el cinismo absoluto. Y siempre está relacionado con el punto de vista, referentes, sensibilidad e idiosincrasia de su autor.

Batman: El Último Caballero en la Tierra es una historia postapocalíptica en la que la humanidad se ha autodestruido. No quedan héroes porque no queda nada que salvar. Desde su inicio, este proyecto se concibió desde una premisa de gran ambición: contar la última historia del Caballero Oscuro.  

Portada del tomo de ECC Ediciones.

Obviamente, esta historia toma elementos de Mad Max (y, por extensión, de obras como La Última Historia de Los Vengadores o El Viejo Logan). El componente de viaje y el tener unos objetivos externos es algo fundamental. Aunque también sabe alejarse y tener su propia identidad.

Desde esa perspectiva, esta obra puede ser vista como una contrapartida edgy de Kingdom Come. Así como, en buena medida, la primera es una historia optimista en la que Superman tiene un gran protagonistmo, en esta propuesta Batman es el protagonista absoluto y el tono es más moody.

Scott Snyder es un escritor de una carrera tan productiva como irregular. Es alguien que nunca deja indiferente y que polariza mucho las opiniones, con lo que algo debe estar haciendo bien. Pero si hay una obra que, probablemente, haya llegado a un gran público es su etapa de Batman.

Y fuera del título ha escrito un puñado de Batmans alternativos de gran influencia noventera. Sin embargo, consigue hacerlo de una manera accesible para todo tipo de lector. De algún modo, se ha labrado una fama y un estilo que es fácilmente identificable. Busca ser cañero, pero sin expulsar del todo a los más sensibles. Es violento y oscuro, pero nunca sin que la sangre llegue al río. Tiene conceptos potentísimos, pero no logra explorarlos de una manera en la que parece que haya indagado todo lo que debiera.  

Y esa es la principal pega que tiene esta obra: maneja conceptos subversivos y disruptivos, pero parece no querer indagar en ellos. Tiene reflexiones alrededor de la naturaleza humana en los que se sobrevuela de manera un tanto superficial. Y lo hace en favor de una historia de búsqueda de esperanza allá donde no la hay que está un tanto manida por parte del lector de superhéroes.

Habiendo dicho esto, este autor demuestra tener una capacidad destacable de aportar interesantes ideas alrededor de los grandes iconos de la editorial. Guste o no, es un autor que ha lanzado un puñado de conceptos derivativos perdurables que han calado. Y en este título lo hace. Saca partido a las posibilidades y trata de dar una vuelta de tuerca a los poderes y las capacidades de los personajes de este universo.

Es un cómic estructurado en capítulos que sí que tiene ese aspecto de ser una especie de epílogo del Universo DC. Tiene un tono tremendista, y guarda una serie de giros que pecan de efectistas. Pero, en cualquier caso, no te aburre, cosa que sí se puede decir de otros proyectos de estas características. El ritmo que tiene hace que no quieras soltar el libro en ningún instante.

Este cómic tiene todas las bondades que se le pueden ver al Snyder mainstream. Pero también todos sus defectos. Sus admiradores encontrarán un estimulante acercamiento a la esencia de Batman. Pero sus detractores verán aquí un ejercicio vacío.  Puede que esta obra sea ambas cosas. Y también está la posibilidad de valorarla por lo que es: una lectura autónoma con buenas intenciones.

Asustar a Batsy vale doble.

Greg Capullo, colaborador habitual de este escritor, aporta sus pinceles con toda la intensidad a las que tiene el lector habituado. Destaca por su capacidad de imaginar iconos y de lanzar diseños, cuanto menos portentosos. El veterano dibujante está en su salsa, tanto por la estética de brutalidad y violencia que es la identidad que distingue esta historia, como por su atmosfera absolutamente opresiva y agobiante. Sencillamente, es un dibujante perfecto para un tipo de contenido que es muy difícil de describir pero que es muy fácil de distinguir. Tiene una narrativa férrea y expresa todo lo necesario para que el lector se embarque de lleno en esta experiencia.

El color corre a cargo de FCO Plasencia, que entiende perfectamente el dibujo y las tintas de Jonathan Clapion. El colorista logra transmitir esa grandeza desahuciada y violenta todavía más el ambiente que se ha buscado plasmar. Las elecciones, en muchas ocasiones tienen que ver más con lo emocional que con lo naturalista, pero cumple su efecto.

El tomo de ECC Ediciones recopila los tres volúmenes originales a un precio más que asequible, aunque sin contenido extra.

Batman: El Último Caballero en la Tierra es un intento de hacer una historia del murciélago con una ambientación inusual que no termina de funcionar. Pero que cumple de sobras con todo aquello a lo que se le tiene que exigir a un cómic de superhéroes: entretener y despertar la imaginación.

Título: Batman: El Último Caballero en la Tierra
Guión: Scott Snyder
Dibujo:  Greg Capullo
Color: FCO Plasencia
Edición Nacional: ECC Ediciones
Edición original: DC Comics (DC Black Label)
Formato:   Tomo cartoné de 192 páginas a color
Precio: 21.50  €