La salud mental es un tema que va a obtener mayor relevancia en un futuro cercano. Ojalá no fuera así, pero parece inevitable. Por ese motivo, es algo con lo que hay que tener cuidado. Siempre ha sido un tema particularmente sensible, pero está comenzando a ser una problemática social. Y lo cierto es que es un tema que está ganando presencia en la opinión pública.
Por tanto, un tratamiento frívolo de esa cuestión puede ser percibido como algo problemático. La percepción de la realidad ha cambiado a lo largo del último año.
Los Dementes es una obra que, a los ojos de hoy, se siente como una obra proveniente de otro mundo. Y así debe ser disfrutada. Cualquier otra cuestión supondría culpabilizar a este trabajo de algo de lo que no lo es.
Habiendo señalado todo esto, reconozcámoslo, la locura es un elemento dramático que funciona como un tiro en los relatos clásicos de terror. El concepto del monstruo introspectiva es algo más cercano y realista. Es algo a lo que uno se podría enfrentar en cualquier momento, en contraposición de los seres sobrenaturales.
La premisa parte de que Ashli, la protagonista, comienza a trabajar en un hospital psiquiátrico. A partir de que ponga el primer paso, la atmósfera se irá enrareciendo hasta llegar a un punto en el que es absolutamente irrespirable.
Cullen Bunn sabe otorgar al cómic de un buen ritmo y se nota que se lleva especializando en este género durante años. Algunos de sus recursos parecen mejor entretejidos respecto algunas obras precedentes, se le nota más cómodo y todo funciona mejor.
El problema llega en el momento en el que trata de experimentar con algunas cuestiones metafísicas desde una perspectiva lisérgica. Las intenciones creativas recuerdan a algunos de los cómics de Grant Morrison o Sam Keith, como los trabajos que ambos han dedicado al manicomio de Arkham. Salvando unas más que evidentes distancias, algunos temas son compartidos, como la falta de cordura y la explosión emocional e intelectual que se producen en entornos de una opresión autoritaria y desasosegante.
Una vez se han revelado los fuegos artificiales, no deja de producirse una sensación de que se ha creado desde cierta impostura. Más que hablar de cuestiones acerca de los límites de la realidad, parece haberse servido de esas pretensiones para conducirlo a terrenos ficcionales más vacíos.
La contraposición de distintos universos colisionando es el corazón de esta obra y donde reside su mayor interés. Otra cuestión trascendental que ha sido tratada con mucha inteligencia es la interconexión y la influencia del mundo interior hacia el exterior. La protagonista viaja hasta tener una anagnórisis y esta remodela todo su ambiente de una manera bastante imaginativa.
El contenido de este tomo, aunque peca de cierta pretenciosidad muy explícita que lastra la obra, se ve compensado constantemente con ideas sugerentes. Hay un gran potencial en su propuesta, pero se queda a medio camino de desarrollarla de una manera honesta. Además, tiene ciertos problemas estructurales que causan que la obra termine siendo repetitiva en su desarrollo.
A pesar de ello, el guion no cae en ninguna incoherencia y, por momento, sorprende al lector y toma ciertas decisiones de un gran valor imaginativo. Los diálogos son naturalistas y, durante el primer acto, contiene una construcción dramática que atrapa tu interés.
Este cómic es una lectura imperfecta, pero, en parte, contribuye a la inestabilidad que se mantiene en todo momento. Es más efectista que efectiva, pero no consigue ni expulsar ni aburrir en ningún momento. Te da una de cal y una de arena, aunque conviene acercarse a ella porque, desde luego, no es una lectura dispuesta a dejarte como antes de leerla. Te permite reflexionar acerca de la naturaleza del género y del medio, lo cual nunca es desdeñable.
El arte de Jack T. Cole en buena medida, es el principal responsable de que el tomo haya sido creativamente exitoso. Es un autor que consigue darles a los personajes mucha expresividad, algo que es muy necesario en historias de este género. A su vez, es alguien que ha tenido que plasmar dos mundos con estéticas completamente diferenciadas con mucha soltura. Y, en uno de ellos abraza la irrealidad de una manera muy tétrica, a pesar de optar por unos colores muy vivos. Tratar de exhibir ciertos recursos que, para el terror, son antagónicos es un gesto de riesgo que hay que abrazar.
El tomo de Norma Editorial incluye una recopilación de las portadas todos los números de la miniserie (algunas de artistas tan interesantes como David Lafuente), además de las biografías de estos autores.
Los Dementes es una retorcida aproximación al género con algunas buenas ideas, a pesar de que terminen siendo reiterativas. Está lleno de buenas intenciones y eso siempre es de valorar. Una lectura de género que, por lo menos, intenta aportar cosas nuevas sobre la mesa.
Título: Los Dementes |
Guión: Cullen Bunn |
Dibujo y color: Jack T. Cole |
Edición Nacional: Norma Editorial |
Edición original: BOOM! Studios |
Formato: Tomo cartoné de 160 páginas a color |
Precio: 20 € |