Viuda Negra: referencias de los comics, easter eggs e inspiraciones de las viñetas a la pantalla

Fue la primera superheroína que debutó en el Universo Cinematográfico Marvel, aunque haya tardado diez años en protagonizar su propia película. Por si fuera poco, la pandemia mundial que paralizó nuestro mundo y, con él, el de Marvel Studios retrasó aún más el estreno de Viuda Negra desde mayo de 2020, hasta llegar por fin a las pantallas el 9 de julio de 2021. Pantallas en plural, pues además de invitarnos a volver a las salas de cine (lo cual, durante mucho tiempo, llegó a parecer inviable), la película se estrenará simultáneamente en la plataforma Disney+. Y, después de todo este tiempo paralizados, ¿no os parece ella la vengadora idónea para ponernos en marcha?

Como la imagen de ella, en moto, recogiendo “los juguetes” de sus compañeros superpoderosos. Es la Viuda Negra la encargada de atraer al público a las salas dando un comienzo inesperado, pero muy apropiado, a la siguiente fase del UCM. Cate Shortland, la directora del proyecto, no quedó enganchada al mismo hasta que dio de bruces con su lado más humano. Ese potencial humano tenía nombre, Natasha Romanoff, pues Shortland reparó en que Marvel Studios no sólo ofrecía “belleza y espectáculo”, sino un universo en el que Natasha ya había sido alguien durante muchos años, fuera de la vista del público y, también, de su familia vengadora.

Y fue rendir honor a quién había sido esta espía lo que verdaderamente captó su interés. Esa cara humana del proyecto, pese a llamarse Natasha, lucía el rostro de Scarlett Johansson, y fue ella quien embaucó a Shortland. Se trataba de un trabajo muy personal para la actriz, que tenía como misión que, en esa película en solitario tan perseguida, el tiempo que había habitado la piel de Natasha fuera una ventaja. Lograr llevar a la Viuda a una gran pantalla que podría llenar ella sola se convirtió en algo personal para todos. Shortland trabaja sobre un guión firmado por nombres como Eric Pearson, guionista de Thor: Ragnarok (2017), y Jac Schaeffer, creadora de Wandavision (2021), por lo que no debería sorprender a nadie que el equipo haya dado alas a Johansson para darlo todo y retratar a la esquiva espía en verdadera profundidad y hacer que lamentemos (mucho) conocer su desenlace.

Tampoco debería sorprendernos, claro está, que la película teja su propia red con la que envolver a la Viuda Negra tomando hilos, personajes, lugares y elementos que han rodeado a la espía en sus aventuras en el Universo Marvel impreso y, también, en el resto de films de Marvel Studios por los que Natasha se ha dejado caer. Todos estos cómics y etapas los comentamos en nuestro repaso a las mil vidas que ha vivido Natasha entre viñetas. A continuación, toda una colección de esas referencias e inspiraciones, una lista llena a rebosar de SPOILERS. Este es el aviso, con luces rojas como las que iluminan los recuerdos de la agente Romanoff, para todo aquel que no haya disfrutado del film de Viuda Negra. Si es tu caso, reserva esta lectura para después de su visionado. Si ya la has visto, sin embargo, procede con discreción… El siguiente informe de campo está clasificado sólo para sus ojos.

Natasha Romanoff, la Viuda Negra Vengadora

Scarlett Johansson retoma su rol de superespía con mucho que redimir, en un punto en el que su vida pasada, aquella que se había esforzado por dejar atrás, regresa a ella mientras su vida presente se rompe en añicos. Pese a su largo recorrido a través de películas ajenas, sólo sabemos de Natasha lo que nos ha dejado ver. Sabemos que, como en los cómics, aterriza en pantalla haciéndose pasar por una posible conquista de Tony Stark. También que es una excelente compañera para Clint Barton y, eventualmente, para el resto de Vengadores. La hemos visto ser una heroína sin requerir del prefijo super-, innecesario para la eterna aliada del resto de héroes desde Soldado de Invierno, pasando por La era de Ultrón y hasta su dilema moral en Civil War. Estas dos últimas nos daban acceso, además, a la vida cotidiana en el cuartel de Los Vengadores, la nueva familia de Natasha… así como a sus peores pesadillas de vidas pasadas. Pero de aquel pasado en Rusia conocemos sólo nombres relacionados con sus misiones, ya fueran los de sus destinos o los de sus objetivos.

Conocemos también su eventual sacrificio, un momento triste y trágico pero fascinante al conocer el contexto en el que Natasha se formó y las vivencias que la impulsarían desde su actual película. No podemos hablar de una sola referencia directa para la caracterización de esta Viuda Negra, porque en su década de vida parece haber tomado su propio rumbo… Pero sí podemos nombrar varias etapas del personaje, y a sus varios autores, que han dejado sus huellas en la versión cinematográfica en detalles quizás sutiles, pero que hacen de ella la muñeca matrioshka de diferentes Natashas que por momentos parece ser. En sus momentos más brutos, de guerrera espartana dispuesta por ejemplo a partirse el cráneo para afectar a su nervio olfativo, recuerda a la Viuda Negra que Richard K. Morgan guionizó en sus dos miniseries, Hogar, dulce hogar en 2004 y Las cosas que dicen de ella en 2006. Regresaremos constantemente a estos dos títulos, porque han sido muchos los elementos de la trama de la película que tienen su origen en sus páginas.

En su lado más empático y arrepentido, en su ambición por ayudar a quienes dejó en el lugar del que logró huir, vemos rastros de la caracterización que Devin Grayson realizó en su miniserie de 1999, Itsy Bitsy Spider, y en su colaboración junto a Greg Rucka en Breakdown, de 2001. Ambas están recopiladas en Witsi witsi araña, y muestran el encontronazo entre Natasha y Yelena Belova (debutante en aquellas historias) y la reacción de responsabilidad y culpabilidad de la heroína frente a este nuevo juguete roto. Había un deje casi maternal en ella. Posteriores etapas han favorecido esa empatía de una heroína cada vez más humana, desde la bellísima obra de Edmonson y Phil Noto hasta llegar a su última miniserie a cargo de Jody Houser y Stephen Mooney, La red de la Viuda Negra, en la que le permiten llegar a delegar y confiar en quienes siempre la han rodeado… y a su última colección abierta, la fantástica Viuda Negra de Kelly Thompson y Elena Casagrande, en la que se le concede aquello que nunca ha tenido, una vida, una familia, para explorar qué puede acabar siendo real a pesar de nacer de una mentira

Todas estas obras (y muchas más) contribuyen sus propias pinceladas a la Natasha que Johansson interpreta, concluyendo un arco evolutivo muy similar al que podemos encontrar a lo largo de décadas de cómics, de superespía rusa arquetípica, una especie de chica Bond que se fue creciendo, hasta convertirse en la heroína sacrificada que puso en jaque hasta al Capi de Hydra. Siendo este film, a todas luces, el canto del cisne de la actriz como Natasha Romanoff, las múltiples voces que canaliza en su interpretación, las muchas vidas que realmente parece haber vivido –esas que Devin Grayson veía como facetas y que, posteriormente, Richard K. Morgan juzgaba absurdas y convertía en un puñado de farsas– hacen que la Viuda Negra se sienta tan real… que duele.

Yelena Belova, la nueva Viuda Negra

Florence Pugh debuta como Yelena Belova, y hace suyo el personaje con un descaro total. Yelena fue presentada en los cómics –en las miniseries de Devin Grayson y Greg Rucka contenidas en Witsi witsi araña– como un nuevo producto del nuevo programa de Viudas Negras con el que la KGB seguía sembrando el caos de manera encubierta aun quedando la Guerra Fría tan atrás. La agente Belova buscaba a Natasha con un exceso de confianza en su superioridad y de rabia contra la famosa leyenda de cuya sombra no podía escapar, contra cuyas marcas se había evaluado todo aquel tiempo tras su deserción. Esa rabia, esa envidia, corría por sus venas motivándola y envenenándola a la vez… Por suerte, ambas emociones brillan por su ausencia en el film, o bien están dirigidas no contra Natasha, sino contra sus manipuladores. Esa Yelena primigenia apenas aporta rasgo alguno a la versión interpretada por Pugh.

La Yelena cinematográfica creció siendo la hermanita pequeña de Natasha en esa unidad familiar ficticia que mantenían sus figuras parentales, Alexei Shostokoff y Melina Vostokoff, muy similar al matrimonio Jennings de The Americans (2013). Natasha conocía la verdad, pero sentía aun así suyo el deber de proteger a la pequeña Yelena de los horrores que ella ya vivió anteriormente en la Sala Roja. Yelena, sin embargo, era demasiado pequeña para saber que la vida que conocía era mentira y, aún tras el final de la misión y la separación de los integrantes de su familia, se siguió aferrando a esa infancia y a los lazos que la unían a esas personas.

La dinámica entre ambas Viudas Negras es, por tanto, similar a la que las unía en su infancia, y el mismísimo corazón de la película. Florence Pugh la describió como “una relación confusa, emocional, de mocosas, de hermanas… lo que esperarías de una hermanita pequeña pero, fundamentalmente, una unión muy única y fuerte”. Sin ser hermanas, los títulos más recientes en el historial de la Viuda Negra sí ha traído consigo un hermanamiento de las ex-agentes, una camaradería que se pudo atisbar por primera vez en Las cosas que dicen de ella, en 2006, aunque sin llegar a ser una relación amigable, y que no volvería hasta mucho después, en La red de la Viuda Negra, y la actual serie de Viuda Negra. Sobre las posibles afiliaciones de Yelena en la gran pantalla hablaremos más tarde, pero su manera de ser, sensible, graciosa y carismática… es todo obra de los guionistas y la propia Pugh.

El Instituto North

La idílica infancia de Natasha y Yelena toca a su fin en el momento de su huida, perseguidos por agentes de S.H.I.E.L.D., en el que su “padre”, Alexei Shostokoff, declara que su objetivo, el Instituto North, ha sido devorado por las llamas y reducido a cenizas. En Hogar, dulce hogar Natasha descubre de la peor de las maneras que las víctimas de la Sala Roja están siendo ejecutadas por el Instituto North por órdenes de Gynacon, el titán de tratamientos hormonales, estéticos y antiedad que resulta haber comprado la biotecnología a la que habían sido sometidas. Esa es la investigación que lleva a Natasha de vuelta a la Madre Rusia y que serviría de motor a su historia a través de aquella miniserie y su continuación… Este guiño relacionaría el objetivo de Alexei en su misión en Ohio, allá por los 90, con las investigaciones y experimentos que ha continuado Melina en las décadas posteriores, y con el calvario sufrido por Yelena mientras tanto.

Retiro involuntario

Tras regresar al pasado más cercano del UCM, el momento que enlaza directamente con el fin de Civil War y que muestra a Natasha huyendo del General Ross, vemos a la vengadora fugitiva rumbo a Noruega, donde vive un breve retiro oculta en una caravana en plena naturaleza hasta que, camino al pueblo cercano, es interceptada por Taskmaster, Supervisor. Del mismo modo, la recién mencionada mini Hogar, dulce hogar comienza con la ex-espía retirada en la soledad de Dead Lizardsville, Arizona, donde disfruta de sesiones de escalada y senderismo hasta que se da de bruces con un intento de asesinato que marcará el primer paso en el camino hasta aquellos que la quieren muerta: el Instituto North.

Sola, pero con contactos

Desde la pequeña caravana en la que se oculta Natasha, y las múltiples identidades falsas a su disposición, hasta cada medio de transporte del que dispone para su regreso a la Madre Patria, todos los recursos de la espía fugitiva le llegan de Mason, el personaje que interpreta O-T Fagbenle. Nat se apaña con poco, y Mason parece arriesgar mucho por quien posiblemente fuera su ex-compañera durante sus respectivos pasados como agentes de la desaparecida S.H.I.E.L.D. Pues bien, el caso de este personaje es uno de tantos que parecen combinar características de varias creaciones de la Casa de las Ideas. En los cómics, Rick Mason debutó al inicio a la década de los 90 con la novela gráfica Marvel Graphic Novel: Rick Mason, The Agent, pero esta presentaba a un agente de inteligencia sin lazos con organizaciones, que trabaja para quien le pague, incluyendo Nick Furia en un momento en el que S.H.I.E.L.D. ha caído. Ah, también es hijo de El Chapucero… pero su relación con la Viuda Negra es, aparentemente, inexistente.

La dinámica entre Mason y Natasha recuerda, sin embargo, a dos colaboradores que han ayudado a la espía en sus aventuras comiqueras. El principal referente sería Phil Dexter, el personaje creado por Richard K. Morgan y Bill Sienkiewitcz en Hogar, dulce hogar. Dexter es un ex-agente de SHIELD caído en desgracia en la organización que opera como investigador privado y acompaña a Natasha en su yinkana emocional hasta su verdadero origen, eso sí, en calidad de sidekick. Más recientemente, en la etapa de Nathan Edmonson y Phil Noto, se nos presentaba a un personaje mucho menos parecido al que vemos en pantalla pero que, igualmente, prestaba sus servicios a la superespía: Isaiah, el abogado que consigue y negocia sus trabajos y que lleva su red de recursos y dona sus ganancias según los deseos de Natasha.

Las Viudas de la Sala Roja

La de Yelena Belova es una de las primeras caras que ponemos a las actuales agentes operativas de la Sala Roja, pero la introducción de la película ya nos ha contado, acompañada de esa versión de Smells like Teen Spirit, cómo llegan las chicas al que será su destino final, y los extremos del abuso y la tortura que les son inflinjidos por sus captores. Entre viñetas, la Sala Roja es una reliquia de la Guerra Fría cuyo motor sigue tan caliente como entonces. El programa de entrenamiento tiene como meta que de sus blindadas puertas salgan las agentes de espionaje más mortales del mundo, igual que lograron con el anterior programa cuyo éxito anima a su puesta en marcha: el Soldado de Invierno, cuyo nombre, por cierto, también suena como eco del pasado en la película de la espía pelirroja (ya en la entrega cronológicamente anterior a esta, ella se quejaba de que el agente durmiente no pareciera recordarla).

Mil veces hemos visto fragmentos de la dura existencia de las futuras Viudas en la mayoría de las etapas de la heroína titular, ya que la Sala Roja es un destino recurrente para sus autores. El film adapta una versión propia que se alinea con todas ellas; niñas secuestradas, robadas o, en el caso de Natasha, compradas por un puñado de rublos y sometidas a tortuosos regímenes, manipuladas física y psicológicamente. Su mente, absorbida. Su cuerpo, esterilizado sin consentimiento. La inmensa mayoría eran desechadas como bienes defectuosos, asesinadas ya que, decía Draykov sin contemplaciones, son el bien con mayor sobreproducción del mundo. Las pocas que sobrevivían, continuaban siendo manipuladas mientras fueran útiles, bajo el control neuroquímico de la invención de Melina, hasta sus tempranos finales. En las páginas, una vez más, de Hogar, dulce hogar encontramos la inspiración tras esa parte más química de su condicionamiento con dos tratamientos que comentaremos más adelante, diseñados ambos por la bioquímica a cargo del proyecto: la Doctora Lyudmila Kudrin.

Siempre nos quedará Budapesht

Nos alejamos de los tebeos por un momento para comentar esta autorreferencia, y es que las aventuras de Clint y Nat en la capital de Hungría siguen dando mucho que hablar en el Universo Cinematográfico Marvel. Lo que eligen mostrarnos, y lo que no, de aquella misión de los dos agentes en Budapest toma una semilla plantada en 2012 en Los Vengadores y recoge sus frutos de un modo muy astuto. Como cada pequeño vistazo a la vida pasada de Natasha, el público se aferraba a aquella mención pasajera como un misterio por descifrar, y en Viuda Negra, en vez de desvelar con pelos y señales lo ocurrido entonces, nos dan lo más básico: su inicio –la naturaleza de la misión, que es la puerta de entrada a S.H.I.E.L.D. para Natasha y, por tanto, su puerta de salida de su anterior existencia– y su desenlace –la decisión que la espía decide tomar, y el peso que esta ha tenido en su vida y su psique–, dejando el nudo en nuestras manos.

Según Scarlett Johansson, “Cuando empezamos a discutir localizaciones todos coincidimos en que debíamos averiguar qué ocurrió en Budapest. Es algo que persigue a Natasha, lo siente como una maldición. Hubo algo que no quedó resuelto y la culpa la persigue, y todo viene de Budapest. La película no va de lo que ocurrió en Budapest, pero ayuda a que comprendamos el peso bajo el cual camina Natasha, su carga”. Su piso franco en la ciudad, los agujeros de flechazos en las paredes, o el escondite en los conductos de ventilación del metro donde, durante días, Clint y ella dejaron grabados su aburrimiento y camaradería… son pequeños detalles que, sin contar la historia completa, llenan los huecos en nuestra imaginación.

Las Viudas Blancas

Natasha y Yelena se preparan para su viaje a Siberia vistiendo unos uniformes blancos muy adecuados para el entorno nevado, un look popularizado en los cómics sobre todo por la miniserie 100% MAX titulada Origen Letal, de Paul Cornell y los artistas Tom Raney y John Paul Leon (y, especialmente, la variant edition de una de las portadas de Adi Granov). Esta aventura llevaba a Natasha de su presente superheróico hasta su pasado en Moscú e incluso a una pequeña excursión espacial, y la reunía con prácticamente cada figura masculina que se haya cruzado en su extensa historia… incluyendo su figura paterna, su salvador, Ivan Petrovich, en una serie de flashbacks de toda la vida soviética de la camarada Romanova que son lo mejorcito del título.

Viejas Glorias Rojas

David Harbour interpreta a Alexei Shostokoff, antaño Guardián Rojo, y con mucho humor y desparpajo y, por qué no decirlo, bastante patetismo se asegura el cariño del público a pesar de ser un paquete de cuidado y aun sabiendo, todo aquel que le escuche cinco segundos seguidos, que todo lo que sale por su boca son… “hechos alternativos”, digamos. Ahora bien, la versión de Guardián Rojo retratada en el film bebe de dos personajes marvelitas diferentes, combinándolos en un viejo símbolo de la Madre Rusia que fue figura paterna de nuestras dos Viudas Negras casi de casualidad. Por una parte, Alexei Shostakov fue uno de los mejores pilotos de prueba de la Unión Soviética y se ganó así el título de Héroe mucho antes de vestir los colores de su bandera. Su vida era tan brillante como su carrera, felizmente casado con la famosa bailarina de ballet Natalia Romanova.

La noticia (falsa) de su muerte puso a ambos camino de sus respectivos destinos: Nat se puso al servicio de la KGB y entrenó para convertirse en la Viuda Negra (sus recuerdos como bailarina de ballet en el Bolshoi eran, como sabemos, también falsos, y ocultaban una realidad mucho más turbia). Mientras, Alexei seguía vivo, pero ya no era el mismo; estaba siendo moldeado, también por la KGB, para hacer de él el nuevo Guardián Rojo, o, como recordaría él a todo el mundo… el contrincante designado para el Capitán América. Yelena, por cierto, hiere en cierta escena a Alexei donde más le duele (el orgullo) al llamarle, distraída y muy desinteresada, Dinamo Rojo, mezclando en su cabeza El Guardián Rojo y La Dinamo Carmesí, el cabeza de lata soviético. ¡Qué desfachatez!

Por otra parte, en su personaje hay mucho de otra figura masculina también muy significativa en la vida de la Viuda, mucho antes de que ese fuera su apodo… Ivan Petrovich, de quien decíamos antes que era el salvador de la pequeña Natasha Romanoff, a quien rescató de brazos de su madre en un desolador paisaje bélico durante la Segunda Guerra Mundial. Ivan sentía que debía proteger a la niña, por quien sentía un gran instinto paternal, pero viéndose obligado a cumplir su deber por la Madre Patria la entregó, sin saberlo, a lo que acabaría siendo el programa de la Sala Roja donde, junto a tantas otras huérfanas de guerra, fue entrenada para luchar, espiar y matar. Ivan más adelante volvería a su vida como un valioso aliado, y ella podría haber heredado un pequeño detalle de su mentor desde las viñetas: la afición de Petrovitch por revisionar films clásicos perdura en la Natasha cinematográfica, que recita diálogos de Moonraker (el film espacial del Bond de Roger Moore) en la intimidad de su caravana.

Mamá Melina

Rachel Weisz pone rostro a Melina Vostokoff en un papel de igual peso (argumental) que el de su marido postizo, y si te suena el nombre de su versión comiquera, Iron Maiden… poco o nada tiene de ella esta dama de hierro en su versión cinematográfica. Como la otra mitad de la expareja de espías, en Melina viven dos personajes diferentes del Universo Marvel. Aquella con quien comparte nombre fue presentada en los icónicos números recopilados en el tomo de Viuda Negra Marvel Fanfare como una ex-agente rusa convertida en asesina a sueldo, una mercenaria que opera bajo el nombre de Iron Maiden.

Habiendo sido espía al servicio del estado ruso, ¿cuál podría ser su motivación para luchar? ¿Resentimiento y envidia contra la famosa Viuda Negra, quizás? Bingo, como no podría ser de otra forma, Melina odiaba a Natasha por el peso de su larga sombra. Enfundada en una especie de armadura metálica protectora, en Marvel Fanfare era una de las asesinas contratadas para asesinar a la Viuda Negra por Damon Dran, ese Hombre Indestructible que tanto se ha esforzado por hacerle la vida imposible a la pelirroja (que, de hecho, regresó en la etapa de Edmonson y Noto). Tras escapar de Natasha y del agente Jimmy Woo, Melina formó parte de las Femizonas de Superia… pero mejor no entrar en ese jardín.

La Melina que vemos en pantalla tiene el ADN de la Doctora Lyudmila Kudrin de las dos miniseries guionizadas por Richard K. Morgan (aunque resulta una versión mucho más amable que la perturbadora Kudrin). Fue ella la científica que se encargó de desarrollar la versión de suero de supersoldado que corre por las venas de las víctimas de la Sala Roja. Este tratamiento bioquímico especial mantenía a las Viudas Negras en su estado físico óptimo por un periodo de tiempo que se extendía durante décadas. Por óptimo, querían decir jóvenes, sanas, estériles y sumisas. Describía un proceso de reescritura bioquímica de sus sistemas inmunes que hacían que las agentes sanaran cinco veces más rápido que un humano, pero también describía el embarazo como una enfermedad, y sus chicas… eran armas, no lo necesitaban. (La esterilización forzada es descrita en el film por Yelena en una escena en la que es un milagro que Alexei no saliera despedido del helicóptero de una colleja).

Mención aparte merece el armario de Melina que, como ex-Viuda Negra (o eso implica), conserva convenientemente a mano toda una serie de armas, disfraces, pelucas, y esas nano-máscaras que luego les vienen de perlas. Ya vimos a Natasha usar una para exponer la corrupción de S.H.I.E.L.D. en Capitán América: el Soldado de Invierno y, recientemente, también a Sharon Carter en Falcon and the Winter Soldier… pero esta tecnología lleva años existiendo en las páginas de los cómics.

Supervisor

Supervisor, o Taskmaster, es ████ ███████. Quien esté leyendo estas líneas ha sobrevivido ya un tsunami de SPOILERS, y ya lo avisamos desde el principio, pero vamos a guardarnos este un poquito más porque es cierto que la identidad de quien porta el casco de calavera de Supervisor ha sido el principal objeto de especulación de la película, y los trailers sólo mostraban a la herramienta definitiva del némesis principal de Natasha: un super efectivo agente capaz de recrear los movimientos de batalla de cualquiera de los Vengadores, cuya habilidad de memorizar y ejecutar ataques ajenos servían además para demostrar la talla de Natasha entre los poderosos héroes que la han rodeado en su etapa vengadora, su compenetración con ellos, y como realmente no necesita de superpoderes para ser su igual.

La película mantiene la incógnita durante las esporádicas apariciones de la silenciosa figura, y los poderes de Supervisor dan mucho juego en cada lucha, fluyendo de un estilo a otro y obligando a Natasha a estar al 100%. Ahora bien… ¿Cuál es su verdadera identidad? Aquí no se hace referencia tanto al Universo Marvel comiquero y sí al cinematográfico: la actriz Olga Kurylenko es la hija de Dreykov cuyo nombre invocaba Loki en Los Vengadores cuando intentaba calar a Natasha durante su interrogación. La sangre de Antonia Dreykov es la que teñía de rojo el pasado de la Viuda Negra, es el principal pecado que ansiaba redimir. Unos 7 u 8 años tenía Antonia cuando su vida acabó al cruzarse con Natasha. Su futuro es incierto, pero no parece incluir seguir portando la armadura de Supervisor (y, si resultara hacerlo… sería verdaderamente trágico). ¿Se cierra así el círculo del pasado de ambas, Natasha y Antonia? Sí. ¿Desaprovechan un villano con un potencial de lucha ilimitado? También.

El hombre que odiaba a las mujeres

El General Draykov, interpretado por Ray Winston, es el supervisor de las Viudas Negras y, valga la redundancia, de Supervisor. Hace no tanto, la Madame B de Julie Delpy apenas se dejó ver en 2015 en un cameo que duraba un abrir y cerrar de ojos en La era de Ultrón –aunque quizás, quien sabe, la veamos regresar para atormentar a Yelena… en la etapa de Mark Waid y Chris Samnee y en La red de la Viuda Negra la Directora, o Headmistress, de la Sala Roja tuvo bastante importancia…–, pero Draykov resulta ser el archienemigo de Natasha, el objetivo de la misión que la dejó marcada e incapaz de huir plenamente de su pasado. Si buscáramos su equivalente entre viñetas y etapas, este podría ser el General Yuri Stalyenko, el arrogante cretino que controla las misiones de las Viudas. En Breakdown, la segunda mini contenida en Witsi witsi araña, Stalyenko servía al menos para que Natasha lograse hacer a Yelena comprender cómo sus superiores la estaban manipulando como un peón sin valor alguno, una ficha más en su juego, lo que servía para que ambas cargasen contra él… y para que Belova iniciase su propio camino.

La lucha entre Draykov y Natasha nos deja dos referencias muy claras a, cómo no, Hogar, dulce hogar. La primera, la manipulación de las Viudas Negras controlandolas mediante las propias feromonas emitidas por el hombre. Si en la naturaleza las viudas negras impregnan de feromonas sexuales sus redes para atraer a los machos, aquí es este quien somete a la mujer, Natasha en este caso, que es incapaz de atacarle. La Doctora Lyudmila de Richard K. Morgan creó un componente similar cuya fórmula, tras acabar en manos de Nick Furia, fue incorporada a su propio aftershave para controlar la efectividad de una Viuda inofensiva, obediente, incapaz de rebelarse (sin ella saberlo).

La segunda escena sacada directamente de las viñetas del mismo título es la solución de Natasha al problema: romper la línea de entrada de las dichosas feromonas. Partirse la nariz y, posiblemente, parte de la cabeza. Se deja apalizar por Draykov mientras le dice, entre burlas, que no golpea lo suficientemente fuerte, y ahora sabemos a qué se refiere porque, llegado el momento, es ella misma la que con un solo y certero golpe corta la conexión de su nervio olfativo y se dispone a ponerle las manos encima a Draykov… Vassily Ilyich Ulyanov, el matón de Gynacon en los cómics, era más efectivo en su pelea con Natasha y al menos le rompía la nariz él mismo.

Pasando por quirófano

En los trailers del film, la visión de Yelena sobre la mesa de operaciones, con el contorno de su cara delineado, fue suficiente para llamar la atención de los fans más observadores. ¿Planeaba Marvel Studios marcarse un Cara a cara, igual que hicieron Devin Grayson y Greg Rucka en Breakdown? Obviamente no, aquello se quedó en un pequeño guiño visual y las Viudas Negras no intercambian sus rostros en la gran pantalla como sí ocurría en aquella miniserie, en la que Natasha y Furia pensaban, por algún motivo, que la mejor manera de convencer a Yelena de que caminase la misma senda moral que la vengadora era ponerla no sólo en sus zapatos… sino en su cuerpo. Por lo menos Yelena les cantaba las cuarenta llegado el final de la treta, porque ojito, vaya ideas de bombero.

La huída de la Sala Roja flotante

La ruta de escape de Natasha de esa Sala Roja ardiendo en los cielos sólo puede evocar una imagen: 2016, primer número de Viuda Negra con nada más y nada menos que Mark Waid y Chris Samnee al volante. En sus primeras páginas, vemos a la Viuda ser nombrada enemiga de SHIELD, abrirse camino por oficinas de personal de la organización y superar a varios de sus más fuertes agentes para, literalmente, atravesar la pared exterior de lo que resulta ser el Helicarrier, en el aire, dejando tras de sí fuego y explosiones y con una buena caída libre por delante. La persecución, aérea y terrestre, que seguían a lo largo del número también son dignas de enmarcar, pero esa primera escena se ve claramente reflejada en la toma de decisiones de una Natasha frenética.

En cuanto al resto de Viudas, que huyen juntas tras reunirse con quien inició su liberación, Yelena, puede recordar a varios momentos ligeramente similares en distintos títulos. Si miramos el lado altruista y entregado de Yelena, Las cosas que dicen de ella mostraba el reencuentro entre Romanoff y Belova, y nos informaba de lo que había ocurrido desde la última vez que se vieron, post-intercambio facial. Yelena había probado suerte como modelo hasta alzarse con una enorme firma de lencería, extendiendo su dominio hasta la industria pornográfica rusa. Con su nuevo poder adquisitivo se había asentado en su mansión en La Habana, desde donde se dedicaba a mantener a las trabajadoras sexuales sanas y a salvo. Era entonces Yelena quien ayudaba a Natasha a liberar a las chicas secuestradas por el Instituto North, y a la pobre Sally Ann Carter con ellas.

La fuga más delirante de la Sala Roja sin embargo ocurrió en las páginas de Tales of Suspense Presenta Ojo de Halcón y Soldado de Invierno, con la que Matthew Rosenberg y Travel Foreman debieron echarse unas buenas carcajadas mientras ideaban la salvaje escena en la que las pequeñas alumnas/prisioneras cargaban, junto a Ursa Major, contra sus captores. Tiros, sangre, un oso gigante y una horda de niñas en tutú y mallas. Casi consiguen que el recuerdo de cientos de clones de las Viudas Negras abalanzándose sobre Nat, Clint y Bucky parezca algo de lo más normal…

Las hermanas Viudas comparten

Esta es otra autoreferencia fílmica, y una bastante obvia, pero el look tan diferente que lucía Natasha en Infinity War (2018) queda explicado con el regalo final que le hace Yelena, su querido chaleco. Decir querido se queda corto, de hecho, viendo cómo contaba emocionada que era su primera prenda de ropa elegida por sí misma, detallando con orgullo las modificaciones que le ha hecho y la cantidad de cosas que caben en sus bolsillos (Rob Liefeld estaría contento). Johansson comentaba a un medio británico que “eso fue totalmente cosa de Kevin Feige. Le encantan todas esas historias de fondo, las cositas que conectan a unos personajes con otros. Allá cuando diseñamos el chaleco, era simplemente un nuevo aspecto para el personaje, pero es genial cómo funciona la mente de Kevin, es como un imaginador de mundos, piensa en todas esas cositas ocultas que parecen inocuas pero que acaban teniendo corazón”. Además del chaleco de Yelena, el pelo rubio que luce al final de su película y durante Infinity War se ve venir desde prácticamente el inicio del film, después de mirar tentativa la caja de tinte en su caravana.

La escena postcréditos

La escena nos reúne con Yelena, tras los eventos de Endgame, visitando la tumba dedicada a su hermana Viuda Negra –situada en un escenario que, si no es el mismo, desde luego es muy similar al lugar de reposo de la fallecida madre anónima de Natasha que describe el desgraciado de Draykov– llena de homenajes de gente agradecida, de personas a quienes seguramente inspiró. Interrumpiendo este emotivo reencuentro entre Yelena y la memoria de Natasha se presenta a su lado una visita inesperada… para Yelena (quizás por estar de vacaciones), aunque no tanto para algunos espectadores.

Y es que, remontándonos a anteriores entregas de cameos misteriosos en Sala de Peligro, ya adelantamos esta aparición sorpresa de la Condesa Valentina Allegra de la Fontaine​es y, de hecho, dijimos:

Por cierto, ¿sabéis donde podréis ver de nuevo a Julia Louis-Dreyfus? En una película que se estrena en Julio al módico precio de 21€ en Disney+. ¿Necesitáis más pistas? Pues blanco, pelirroja y en botella…

Si quedaba alguna duda de las intenciones de la Condesa, de todas las interacciones que hemos visto con ella, esta última debería bastar para disiparlas. Pongámonos en situación: Yelena, en los cómics, atravesó una etapa un tanto raruna –incluso después de haber sido redimida de su rabia inicial contra Natasha y hecho las paces en su aparición en Las cosas que dicen de ella, de Richard K. Morgan– durante la cual su nombre quedó unido al de la alineación de los Thunderbolts de Norman Osborn post-Invasión Skrull. Es algo más complejo que eso, pero mejor… dejémoslo ahí.

Pero claro, ahora llegan las dudas. ¿Cómo logró engatusar la Condesa a Yelena Belova para formar parte de su banda de psicópatas, ejem, héroes alternativos? La última vez que la vimos era una heroína. Decía soñar con tener un perrete, que es todo lo que hace falta saber para establecer sus inclinaciones morales (¡sueño cumplido, por cierto!). Entre U.S. Agente, el Barón Zemo, y Sharon Carter como el Power Broker… Yelena, amiga, ¿qué hace una chica como tú en un grupo como este?

Entonces, si lanzábamos hace un par de meses la pregunta/predicción “¿Hará la Condesa el mega-rumoreado-hasta-el-meme reclutamiento de los Thunderbolts, en vez de Zemo? Interesante…”… la respuesta resulta ser afirmativa. Interesante, desde luego, porque todo parece indicar que ese es precisamente el plan de Valentina.

De hecho, corregimos, la escena no nos muestra a la Condesa reclutando a Yelena Belova. No es un momento «te quiero en mi equipo«, sino «ya eres mía, y esto es lo siguiente que te toca«. Así, la Condesa entrega a su agente Belova, ya a sus servicios, su siguiente misión. Y esa misión propuesta a la nueva Viuda Negra enlaza con una de las próximas series que aguardan en el horizonte Disney+, y podría resumirse en una frase: Ojo de Halcón está j*dido.

Estas han sido todas las referencias que hemos podido recordar tras un primer visionado. ¿Has echado alguna más en falta? No nos lo tengas en cuenta, quizás el enorme sabor agridulce por la despedida de uno de Los Vengadores iniciales, más icónicos, y a ratos ignorada, nos ha nublado el resto de sentidos. Podemos quedarnos con que Viuda Negra triunfa al permitir que Johansson haga brillar a Natasha como siempre lo ha hecho, pero sin tener que esquivar las cuadradas sombras de sus compañeros. Todos los elementos de su personalidad, su compromiso, su heroísmo, ya estaban ahí… sólo faltaba su historia. Y, pese a saberla acabada, resulta apropiado descubrir ahora episodios pasados de la carrera de la mejor espía, ojeando entre documentos previamente clasificados. El testigo queda ahora en manos de la agente Belova. Esperemos su informe.