Atención, esta reseña de la nueva película de DC contiene tantos spoilers como vísceras vimos en el cine. Continúe leyendo bajo su responsabilidad.
La presente reseña pretende despiezar la película The Suicide Squad estrenada en cines españoles ayer mismo. Por lo que, si todavía no has tenido tiempo de ir a verla y no quieres que te reventemos nada de la trama… será mejor que dejes de leer. Aunque se harán comentarios acerca de los cómics en los que se ha basado James Gunn, director de la película, para elegir los personajes que aparecen. Esta reseña se centra en la película, y en las posibles consecuencias de ella en el DC Extended Universe (DCU a partir de ahora). Mencionar también que, al haber visto la película en inglés, los nombres no serán adaptados al castellano como a veces se hace en las traducciones de cómic. Tras el cartel de la película empiezan los spoilers. ¡Vamos allá!
Tal y como hace la película, empecemos por hacer una recapitulación muy rápida de qué es el Escuadrón Suicida. De la infinidad de villanos, y algunos antihéroes, que aparecen en los cómics de DC, muchos de ellos terminan en la cárcel. Aunque estemos acostumbrados a ver Arkham hasta arriba de villanos, no es el único sitio donde estos terminan. El concepto actual sobre este grupo se creó entre 1986 y 1987, cuando John Ostrander creó la Fuerza Especial X, nombre que utilizan de forma magistral en esta película para referirse al equipo. Genial guiño cuando los miembros del equipo se indignan con el apelativo de escuadrón suicida porque les resulta ofensivo.
En esa época se recupera el personaje Rick Flag Jr, para que comande el equipo, y se crea a Amanda Waller, encargada de hacerles saltar por los aires si se salen del plan trazado. La Fuerza Especial X sólo se utiliza en misiones donde el peligro para los miembros del equipo es extremo. Y donde hacen falta capacidades muy específicas. Espionaje, asesinato, secuestro… el gobierno, a través de Waller, les ofrece reducirles diez años de su sentencia cada vez que cumplen una misión. ¿El problema? La imposibilidad de muchas de ellas, sólo un suicida aceptaría las misiones que Waller propone.
Hay que tener en cuenta que Gunn contaba con una película anterior de este grupo. Suicide Squad (2016) dirigida por David Ayer funcionó a nivel estético, pero poco más. No era lo suficientemente cafre, pero sí tenía un gran casting y algunas ideas muy interesantes. Gunn decidió, junto a la productora y demás parte del equipo, hacer borrón y cuenta nueva en esta película sin eliminar la anterior. ¿Difícil? Sí. ¿Imposible? No. Para empezar, en THE Suicide Squad Gunn añade el artículo en su título para diferenciarla de la anterior, que no lo llevaba. De esta forma no utiliza el número 2 para diferenciarlas, y no las relaciona entre sí. Por otro lado, para mantenerse coherentemente dentro del DCU recuperó personajes con los mismos actores y actrices que en la anterior: Margot Robbie (Harley Quinn), Viola Davis (Amanda Waller), Jai Courtney (Boomerang) y Joel Kinnaman (Rick Flag). Y sólo con eso ha conseguido crear una experiencia completamente diferente a la anterior.
La película empieza con la voz de Jhonny Cash presentándose y tocando Folsom Prison Blues. Y así se entra directamente en la cárcel, presentando a Savant (Michael Rooker) un personaje que dura muy poco porque sólo sirve para que los espectadores que no conozcan cómo funciona el escuadrón aprendan rápido cómo está el asunto. Y no sólo eso, Gunn deja claro desde el minuto uno que a esta película se ha venido a ver sangre. Si no os gusta ver animales sufriendo en pantalla… mejor que no la veáis. La primera baja es un pajarillo amarillo monísimo. Y no, no se intuye, se ve. En los cómics este personaje fue creado por Gail Simone en Aves de Presa. Aunque en la película no da casi tiempo a conocerlo, es básicamente el heredero de una gran fortuna que decide irse a Gotham a ser un vigilante… bueno, pues ya os imagináis que se tuerce el asunto. En la película se muestra un Savant algo más mayor que se ve involucrado en el primer escuadrón del film.
Aparece en escena la grandiosa Viola Davis interpretando a la verdadera villana de los cómics: Amanda Waller. Quien le recuerda cómo funciona el dispositivo que le introducen en la cabeza. Por cierto, ¿recuerdas que he comentado que John Ostrander creó la Fuerza Especial X en los cómics? Pues el médico que inserta el explosivo en la cabeza de Savant es él haciendo un cameo.
Con Savant se explica cómo funciona el escuadrón, y de su mano encontramos al resto de integrantes: Rick Flag, T.D.K. (Nathan Fillion), Boomerang, Javelin (Flula Borg), Mongal (Mayling Ng), Blackguard (Pete Davison), Weasel (Sean Gunn) y Harley Quinn. Hay una escena en el helicóptero que funciona como introducción al humor que va a reinar durante toda la película: caótico, absurdo y bastante cafre. La dosis perfecta de humor. Además de conocer un poco a los personajes. Pero que nadie se encariñe con nadie porque Gunn no tiene reparos en seguir su escalada de violencia. Este grupo funciona como avanzadilla en la misión, llegan a una playa y, para empezar, son traicionados por Blackguard. Que muere tal cual llegan.
La escena es un caos pirotécnico y sin sentido maravilloso. Disparos, explosiones, muertes… y un poquito de romanticismo clásico con musiquita incluida cuando Javelin sabiendo que está muriendo le da a Harley su arma. Sí, una jabalina. Obviamente, Harley siendo quién es, remata la escena a guantazos con el muerto y creyendo que tiene una misión relacionada con la jabalina. Todos los miembros de este equipo son personajes que han aparecido en muchas ocasiones en los cómics, siempre como villanos. Aunque alguna vez se ha visto a Javelin ayudando a la Liga de la Justicia.
De este grupo únicamente sobreviven Flag y Harley, pero lo hacen por separado. Comentar del resto que, especialmente, el momento en que T.D.K (The Detachable Kid) separa sus brazos de su cuerpo y se pone a darles de golpes al ejército que tienen delante… es, como poco, hilarante. Todo esto, mientras a su alrededor no cesan los disparos y explosiones. Obviamente no voy a analizar escena por escena. Pero el tono que se marca en ésta, guiará toda la película: buenas coreografías, caos teórico (porque está todo muy milimetrado), humor absurdo en los mejores y peores momentos, y espectáculo y sangre por encima de todo lo demás. Y en ese espectáculo no sólo tiene un grandísimo efecto las explosiones y los fuegos artificiales, sino también la banda sonora de John Murphy, todo un acierto de principio a fin.
En seguida se muestra que este escuadrón era una distracción, en otra playa al mismo tiempo aparece el segundo grupo enviado por Waller: Nanae, el rey tiburón (a quien pone voz Sylvester Stallone. Steve Agee fue el encargado de rodar las escenas físicas en el set), Bloodsport (Idris Elba), Peacemaker (John Cena), Ratcatcher 2 (Daniela Melchior, el primer Ratcatcher lo interpreta Taika Waititi) y Polka-Dot Man (David Dastmalchian). Todos ellos, villanos reconocidos en los cómics de DC. Éste es el escuadrón protagonista al que se terminarán uniendo Flag y Harley.
Para que el espectador entienda cómo se ha llegado a ese punto, y lo que realmente está pasando, Gunn utiliza saltos temporales breves en su narrativa. En lugar de presentar tramas más o menos lineales, a través de textos inmersos en la pantalla (en hojas, sangre, explosiones…) hace pequeños flashbacks que sitúan personajes y escenas. Sin embargo, en ningún momento da la sensación de estar viendo dos veces la misma escena, se complementan a la perfección las distintas escenas. Como ocurre en los cómics de Escuadrón Suicida se intercalan escenas de máxima espectacularidad con escenas tranquilas de conversaciones aparentemente absurdas. Algo de lo que quiero hablar un poco más adelante.
Tras el despliegue real, queda clara cuál es la misión del escuadrón: ir a la isla de Corto Maltese, encontrar a un hombre llamado Thinker (Peter Capaldi) y obligarlo a que los lleve hasta el edificio donde se está desarrollando el proyecto estrella de mar. Allí, destruir el proyecto y volver sin ser detectados. Pero claro, ni todo iba a ser tan sencillo, ni ellos tan sutiles. Por en medio se cruzan regímenes totalitarios, golpes de estado, y un ejército formado por el pueblo que quiere devolver la democracia a la isla. Especialmente en este último punto hay una crítica brutal a la forma que tiene los Estados Unidos de hacer las cosas. Cuando el escuadrón ha diezmado el ejército sin pararse a averiguar si podrían ser de algún tipo de ayuda, descubren que se trata del ejército que está en contra del gobierno. Y, por lo tanto, podrían haberlos usado, como poco. Y todo por la rivalidad entre Bloodsport y Peacemaker, dos brutos de tomo y lomo con algunas diferencias. Aunque ambos son asesinos con un pasado idéntico, cada uno toma un camino distinto.
Como he comentado antes, este tipo de mensajes se mezclan en la trama en escenas más conversacionales. La película no está exenta de crítica mordaz a través del humor. Sitúa temporalmente la película en el presente a través de comentarios en los que se tilda a algún personaje de millennial y hace referencias contemporáneas. Otro punto temporal importante es que, pese a que vemos a Harley con el pelo largo, hace una magnífica referencia al fin de su relación con el Joker. De nuevo, dentro de la locura que caracteriza a Harley, ésta hace un maravilloso discurso acerca de las relaciones tóxicas y las alarmas (red flags) que se atisban en las actitudes de la pareja. Porque ella puede ser parte del escuadrón, puede tener relaciones sexuales con un dictador, ver flores en lugar de sangre cuando mata a alguien… pero se ha prometido a sí misma cuidarse de aquellos hombres que muestren signos de desarrollar una relación tóxica con ella. Y todo esto después de ver el espectador una de las historias de “amor” más breves de la historia. Una crítica fantástica a los cuentos de hadas a través de este personaje que ha aprendido bien la lección.
El problema con el que podía encontrarse Gunn en esta película estaba relacionado con la cantidad de muertes. Quienes han leído los cómics de Escuadrón Suicida saben que los personajes no duran mucho, pero los personajes con los que se cruzan duran todavía menos. Gunn despliega toda una fórmula de seguir eliminando secundarios sin parar sin que se haga repetitivo, es incluso divertido. Sin embargo, hace un ejercicio muy interesante. Y es que no deja que al espectador le de igual las muertes dentro del grupo protagonista. Para ello va mostrando sus historias poco a poco, familiarizándolo con cada uno de ellos para luego, en muchos casos, terminar matándolos. Además, como en el ejemplo del ejército de antes, consigue mediante los diálogos que en esta locura de película quede claro que la muerte es trágica. Que el asesinato no está bien, y celebrarlo todavía menos. Un ejercicio difícil pero que se consigue contraponiendo toda la situación a la actitud de Amanda Waller, quien no duda en utilizar a la hija de Bloodsport para controlarlo.
Gunn ha venido a pasárselo bien, y eso se nota. Aunque hay mucho trabajo cuidando este tipo de cosas, si hay algo que destaca en esta película es que al director le han dejado hacer lo que le ha dado la gana. ¿Qué necesitas, ocho toneladas más de sangre falsa? Adelante. El escuadrón era la base perfecta para construir un espectáculo de comedia, acción y vísceras. Cuando parecía que la película ya no podía volverse más loca, se descubre la realidad del proyecto estrella de mar. Es, literalmente, una estrella de mar gigante traída del espacio y torturada durante más de treinta años… claro, a ver quién no arrasa con todo cuando la liberan sin querer.
Un punto y a parte en la película, y a quien es necesario dedicarle mínimo un párrafo es a la actriz Lynne Ashe, quien interpreta a la madre de Polka-Dot Man. Este villano salido de las páginas de Batman es uno de los platos fuertes de la película. Pero, si a su colorido ataque que parece confeti, le añadimos que fue torturado por su madre y que se la imagina todo el rato… sólo nos queda la carcajada asegurada. Cada vez que quiere desplegar su poder, o atacar, se imagina a su madre. E incluso, a veces, sin necesidad de ello. La genialidad es que la película muestra lo que él ve. Por lo que, en momentos muy concretos, el espectador ve a esa mujer en el lugar del resto de villanos. O suplantando a la estrella gigante, o a los enemigos del escuadrón. Hilarante a la par que desconcertante cada vez que esto ocurre.
El conocimiento de Gunn sobre los cómics de Escuadrón Suicida es notable. No sólo ha elegido personajes muy caricaturizables y espectaculares, sino que ha conseguido que quienes hemos visto la película terminemos empatizando hasta con una rata. Además de esto, hay un par de guiños más al mundo del cómic como es el nombre de la isla Corto Maltese y la aparición de un llavero de Mafalda. Sin embargo, el nombre de la isla no ha sido invención de esta película. Esta isla ficticia situada en sud américa apareció por primera vez en Batman: The Dark Knight Returns en 1990. Y es una localización que se ha utilizado en más cómics de DC. Aunque, conociendo el amor de Gunn por los cómics no podemos descartar nada.
Así como en la película de 2016 el personaje de Will Smith (Deadshot) se convirtió en el líder del escuadrón, esta vez encontramos a Idris Elba (Bloodsport) en esa posición. Sus historias respecto a cómo llegan al escuadrón son muy parecidas, Waller amenaza a las hijas de ambos para que ellos colaboren. Sin embargo, en esta versión Bloodsport está en la cárcel por haber dejado a Superman en coma al dispararle con una bala de kriptonita. Además, es una gran estratega y tiene una actitud de hartazgo bastante marcada respecto a sus compañeros. Su evolución dentro de la película hará que se destaque todavía más la traición de Waller y Peacemaker.
El personaje de John Cena termina traicionando al equipo e incluso matando a algunos de ellos, como por ejemplo a Flag. Un personaje que en los cómics y las películas siempre había estado presente y que a muchos nos pilló por sorpresa que mataran en ésta. La extraña amistad y latente rivalidad entre Bloodsport y Peacemaker termina centrando el rumbo del escuadrón. Al final, de todos los integrantes que empezaron la película, sobreviven: Harley, Bloodsport, Ratcatcher y Nanae. Un número bastante elevado si tenemos en cuenta el transcurso de la película y todo lo ocurrido.
Si fuisteis al cine y no os esperasteis a la escena pos créditos… os perdisteis el momento en que esta película enlaza con las series de televisión. En realidad, Peacemaker también sobrevive. Un soldado tan empecinado con conseguir la paz que no dudará en matar a quien haga falta para conseguirlo. Una línea que no deja de repetir durante toda la película y que le ha valido una serie propia. En enero de 2022 HBO estrenará una serie spinoff de este personaje. Después de varias películas poco exitosas, John Cena ha encontrado un papel que le viene como anillo al dedo, y que parece que le va a generar bastante trabajo.
The Suicide Squad es una película de acción y comedia donde todo es un caos, pero al mismo tiempo todo tiene sentido. Dos horas y cuarto de locura ininterrumpida que, en algunos momentos, consigue incluso llegar al corazón. Un acierto absoluto por parte de Warner el haber contratado a James Gunn quien ha conseguido revitalizar esta saga de películas. A nivel internacional está funcionando mucho mejor que su predecesora, muy posiblemente porque no se anda con medias tintas y se acerca mucho a los cómics. Pero, además, es interesante incluso para aquellas personas que los desconozcan por completo.
Por último, quiero matizar que todo este análisis se ha hecho tras ver la película una vez en el cine, donde estaba centrada en disfrutar del espectáculo. Probablemente me haya dejado muchísimo por comentar, pero si todo esto se ha quedado en la recámara de mi cerebro al verla por primera vez… qué no encontraremos con los revisionados. Desde Sala de Peligro os recomendamos que, si os gustan los cómics de Escuadrón Suicida, el humor absurdo, las películas de acción o todas las anteriores… no dudéis en ir al cine.