La nueva película de Netflix está basada en The Last Days of American Crime, el cómic noir de Rick Remender y Greg Tocchini

No es fácil escribir un thriller efectivo. Funciona con la precisión de un reloj suizo y todas las piezas deben tener un sentido muy concreto. Partiendo de este punto, es extremadamente sencillo resbalar argumentalmente y que el resultado termine siendo un despropósito insatisfactorio para el lector. En el momento en el que el componente más débil flojee, toda la maquinaria deja de dar la hora. Escribir una historia de este tipo, es lo más parecido a dar un golpe en la vida real.

The Last Days of American Crime es una miniserie que parte de una premisa de gran interés y es que mezcla la ciencia ficción con el negro y un toque pulp. Pero que no consigue tener toda la garra que podría haber tenido.

Como es habitual, lo que se tiene como punto de vista del lector es a un personaje en horas bajas que pretende dar el golpe de su vida. Este tipo de personajes son arquetípicos en este tipo de historias y aquí, más allá del mundo interesante que se plantea, no logran ir más allá del cliché, por desgracia.

También es interesante la información contextual respecto a que se está frente un cambio de era teniendo en cuenta el robo y que es un personaje que representa lo antiguo que tiene como objetivo robar algo que representa el futuro. Eso conduce al clásico conflicto generacional de lo viejo y lo nuevo.

Eso también se deja entrever en la relación entre los protagonistas: un veterano perro viejo que ejerce como criminal de baja estofa, una femme fatale que, como debe, ser, meterá al protagonista en más de un apuro y su pareja que hace las veces de cabecilla pragmática de este ambicioso golpe: robar la fuente de riqueza de un nuevo mundo, un dispositivo que acabará con la moneda digital y el dinero físico en unos Estados Unidos lleno de conflictividad social y que está a punto de erradicar el crimen.

Portada de la agotadísima edición de Dolmen, obra de Alex Maleev.

Como es lógico, no será tan fácil como podría parecer en un primer momento y esa trama se termina antojando como una excusa argumental para hacer un estudio de los personajes, sus relaciones y su forma de entorpecerse y torpedearse unos a otros. Con eso en mente, la trama principal es un motor de acción para los personajes, pero al final no tiene ninguna importancia. No deja de ser un McGuffin, por potente que pueda ser.

Dicho esto, Remender tampoco parece particularmente interesado en contar una historia neo-noir en la línea de otros autores como Brubaker o Rucka. No hay grandes giros inesperados ni un estudio muy elaborado de la decadencia humana. El guionista parece más interesado en hacer una historia frenética y llena de acción que atrape al lector a base de no dejarle mucho respiro. Es un estilo que recuerda a Clase Letal aunque sin el aire juvenil y punky de esta.

Gajes del oficio.

A pesar de todo lo expuesto, es una historia que consigue narrarse con un ritmo totalmente ágil y que tiene un buen equilibrio el desarrollo de personajes y la peripecia. En tan solo tres números te expone todo lo que se quería contar, que no es poco, y logra que sientas empatía por los personajes, interés y potencial por este mundo (aunque tampoco es que sea particularmente original, si se obvia la premisa), y que mientras se lea la obra no se plantee nada uno más allá del disfrute y entretenimiento. Son muestras del potencial narrador de este equipo creativo.

Rick Remender, a pesar de todo, emplea aquí una serie de recursos que hacen el clímax resulte un tanto forzado y artificioso, lo cual resta veracidad a un relato que, de otro modo más sobrio, tal vez hubiese sido más contundente. El autor todavía no es quien es hoy se aprecia claramente. Eso habla muy bien de la evolución de este escritor que, por otro lado, nunca deja de lanzar premisas interesantes. Lástima que todavía no tuviera la experiencia suficiente como para saber llevarla a buen puerto. Se debe leer como una obra preparatoria de lo que terminaría viniendo después. Solo así se le puede sacar miga.

Esta obra es de alguien que intenta abrirse un hueco. El principal objetivo de este guionista es llamar la atención mostrando su versatilidad como escritor. Pero está escrito por alguien a quien se le notaba todavía muy principiante, para bien o para mal. Es un Remender muy crudo, nada refinado.

El arte de Greg Tocchini se ve afectado de todo lo que he expuesto: es un trabajo mucho más tosco si el lector viene de ver cómo han colaborado el Low. Son figuras menos depuradas, no tan preciosista como en la mencionada serie, pero en una historia de estas características ha sentado bien un arte sucio. Pero se intuye que Tocchini es un artista con una voz muy propia. 

The Last Days of American Crime no ha trascendido como la mejor historia de género. Ni como la máxima muestra de todo lo que terminaría ofreciendo Remender. Pero ahí está. Su importancia es que fue una de las primeras obras independientes de este autor que terminaría siendo uno de los nombres más grandes.

Queda por saber el encaje que tendrá esta obra respecto a la película que lo adapte. Aparentemente será una adaptación poco fiel o una visión respecto al mundo que se ha planteado como premisa. ¿Será otra historia ambientada en este mismo mundo? El viernes se saldrá de dudas.

Título: The Last Days of American Crime
Guión: Rick Remender
Dibujo: Greg Tocchini
Color: Greg Tocchini
Edición Nacional: Dolmen Editorial
Edición original: Radical Studios
Formato:   Cartoné, 176 páginas a color.
Precio: 20 €