Hoy, 12 de junio de 2020 ha fallecido por causas naturales el histórico e influyente guionista y editor de cómics Dennis O’Neil con ochenta y un años. Se trata de una de las figuras más importantes de la industria del cómic USA, y un guionista y editor esencial para comprender al Batman moderno de DC Comics. Nacido en St. Louis, Misuri, el 3 de mayo de 1939, este creativo ha desempeñado una dilatada carrera profesional de tal trascendencia que no se puede entender la evolución de la industria del cómic en las últimas décadas.
Dennis O’Neil se graduó por la universidad de St. Louis en el grado de literatura inglesa, escritura creativa y filosofía. Posteriormente, se alistó a la marina del ejército estadounidense durante la crisis de los misiles de Cuba. No tardó en desestimar la carrera militar y se dedicó a trabajar en un periódico local en Misuri. Se dedicaba a escribir una columna dirigida a un público juvenil. En verano, comenzó a tratar aspectos relacionados con el cómic. Eso atrajo la atención de Roy Thomas, quien estaba recién llegado a Marvel y le ofrecería hacer una prueba de guion: tendría que escribir unos diálogos de Los Cuatro Fantásticos. Todo cuajó y O’Neil entraría a trabajar en La Casa de las Ideas, algo que jamás sospechó que pudiera pasar jamás. Lógicamente, una vez entrase en el medio no habría vuelta atrás ni para él ni para la industria.
En sus primeros trabajos en Marvel incluyeron, aparte de cómic del oeste y románticos, guiones para Doctor Extraño, Daredevil (con Stan Lee aplicando su método Marvel) y, por encima de ello, en X-Men donde coincidiría con Neal Adams, formando un tándem que firmaría algunas de las mejores piezas que ha dado la forma de narrar cómics. Sin embargo, esta fase duraría poco puesto que O’Neil dejó de de recibir encargos y este optó por buscar alternativas.
Su entrada en DC Comics se produjo en 1968. Dick Giordano fue contratado como editor y trajo algunos de los talentos que encontró en su etapa durante Charlton Comics, entre los que se encontraba O’Neil. Cuando estos entraron a formar parte de la editorial se encontraron un ambiente más propio de los cincuenta que del momento histórico que estaban viviendo. Con ello, el choque generacional era más que evidente y necesitaban una renovación. Y quien la encabezó fue el de Misuri. Influido por Marvel, llevó a cabo acciones que humanizasen a los grandes iconos como Superman o Wonder Woman. Optó por opciones narrativas como arrebatar los poderes a personajes o, incluso, eliminar características tan propias como la kryptomita, lo cual no era muy propio. Sin embargo, nada es comparable a cuando, durante el cambio de década de los sesenta a los setenta, él y Neal Adams realizarían un trabajo con grandes implicaciones políticas y sociales en Green Arrow/Green Lantern tratando temas que aún a día de hoy son controvertidos como el racismo o las drogas. Por si fuera poco, el equipo devolvería a Batman a sus raíces más oscuras tras la fase camp. Eso supondría historias más dirigidas a un género negro, resaltando las labores detectivescas del personaje. En esa etapa se produjeron acontecimientos tan importantes como el retorno de Dos Caras, denostado durante décadas por el Comic Code o la creación de Ra’s Al Ghul, uno de los villanos más icónicos del personaje (hasta tal punto que fue el antagonista principal de Batman Begins, la primera parte de la trilogía de Christopher Nolan, de la que escribiría la adaptación novelada). En esos números también hizo que el personaje se besara con Talia, la hija del villano, mostrando una de las primeras muestras sexuales del género mainstream. Esta primera fase en DC culminaría a finales de los setenta con el queridísimo especial Superman vs. Muhammad Ali para el que volvería a trabajar con Neal Adams.
Tras estos estimulantes años en DC, Marvel volvería a contar con él en los primeros años de los ochenta. Ahí no cesaría en dejar un legado que aun a día de hoy es referenciado. Tal vez su mayor aportación fuera la de editar la serie de Daredevil a un novato Frank Miller, apostando por su figura como autor completo cuando no tenía toda la fama que conseguiría en esa serie. Además, O’Neil fue el guionista que escribió los números entre la primera etapa de Miller en Daredevil y su regreso para escribir Daredevil, aunque lo cierto es que aquellos números no gustaron muchos a los aficionados. Ahí también escribió durante algunos años a Iron Man, devolviendo al personaje al heroismo y tomando decisiones tan progresistas como convertir a Rhodes en el portador de la armadura. También es el creador de Obadiah Stane, quien terminaría siendo el villano del debut cinematográfico del personaje. Pero este no es el único personaje de calado que dejó durante estos años: a él le debemos nombres Madame Web o Dama Mortal, antes de convertirse en esta. Por si fuera poco, también fue el reponsable de bautizar a Optimus Prime, el Transformer más popular por el gran público.
Durante la segunda mitad de los años ochenta, volvería a DC Comics. La editorial de Jenette Kahn le eligió como editor del relanzamiento de la familia de títulos Batman tras las Crisis en Tierras Infinitas. O’Neil consiguió convencer a Frank Miller para firmar Año Uno y el Retorno del Caballero Oscuro, haciendo historia. Todo ello, en paralelo, mientras escribía su magistral etapa en The Question junto a Denys Cowan. O’Neil permaneció como editor de la bat-franquicia durante los años noventa y, empezado el nuevo siglo, se jubiló. Durante esos años los crossovers continuos hicieron brillar a la franquicia con acontecimientos como la muerte de Jason Todd, o eventos tan grabado a fuego como son Cataclismo o la Caída del Murcielago. Posteriormente decidió apostar por un enfoque más superheroico, apoyándose en autores como Ed Brubaker, Greg Rucka, Chuck Dixon o Devin Grayson. Tras su marcha y la llegada del tándem Jeph Loeb/Jim Lee, DC Comics dio un giro de 180º y apostó por la faceta más superheroica de Batman, abandonando parcialmente buena parte del legado que había construido O’Neil. Y por si fuera poco, O’Neil sacó tiempo para escribir los 100 números de la serie regular de La Espada de Azrael, una de las co-creaciones a las que más cariño guardaba, mientras hacia todo eso.
Permaneció trabajando en DC hasta principios de los 2000, cuando optó por dedicarse a escribir columnas, trabajar de forma más esporádica y a labores docentes (de hecho, suyo es uno de los pocos manuales de guion de cómic en el mercado). Dennis O’Neil deja tras de sí una carrera impecable que ha marcado más de un punto de inflexión en la industria. Es alguien que supo ver cuales son los aspectos a mejorar y que lanzó y relanzó Un creativo en constante evolución de importancia capital que será recordado como solo los más destacados merecen.