El pasado viernes fue la gala de los Premios Eisner 2020, galardones de cómic que se dan todos los años en la Comic Con de San Diego y que premian desde obras individuales, pasando por series nuevas, coloristas, guionistas… y un gran número de categorías donde lo primordial es el noveno arte y todas sus facetas. Este año el cómic Laura Dean me ha vuelto a dejar estaba nominado, conjuntamente con sus autoras, a tres galardones: Mejor publicación juvenil (13-17 años), mejor guionista y mejor dibujante. Así, tanto la obra como el trabajo de Mariko Tamaki y Rosemary Valero-O’Connell en ella, fueron recompensados con dichos Eisner.
En el caso de Mariko Tamaki, su Eisner a mejor guionista no sólo es debido a este cómic, sino también a su otra gran obra Harley Quinn: Cristales Rotos, de la que ya os habíamos anteriormente, y al guion de Archie. Pero, ¿de qué va Laura Dean me ha vuelto a dejar para que haya causado este revuelo en los Eisner?
Frederica Riley, también conocida por sus amigos como Freddy, tiene diecisiete años y está en el peor momento de su vida. Aunque tiene una familia que la adora y acepta su homosexualidad, aunque tiene un grupo de amigos cercano, comprensivo y cariñoso, y aunque las cosas le van bien tanto en los estudios como en su trabajo a tiempo parcial… su novia Laura Dean no deja de romperle el corazón. Y es que Laura es una de las personas más populares del instituto, y aunque todo el mundo sabe que en teoría ellas dos son pareja, esto no evita que Laura le sea infiel una y otra vez. Por si esto no fuera poco, Laura parece romper con ella siempre en festivos marcados: el 4 de julio, Halloween y esta última vez, en San Valentín.
Aunque Freddy es bastante consciente de la naturaleza tóxica de su relación, y lo que ésta le hace sufrir, la misma se sostiene por lo mismo de siempre: la esperanza de hacer cambiar a la persona que te hace sufrir. Y es que este tipo de relaciones adolescentes adolecen del ideal romántico de las películas, en el que por amor la otra persona cambiará. Y eso lleva a Freddy a aguantar en innumerables ocasiones los desplantes y desprecios de la famosa Laura Dean.
Tanto su mejor amiga, como el resto de amigos de Freddy, intentarán que ésta recapacite respecto a su relación con Laura. Pero el amor adolescente adolece de tropezar más veces de las deseadas en la misma piedra. El problema es que esta vez Freddy parece estar cayendo más profundamente en las redes de Laura, sin darse cuenta que a su alrededor empiezan a pasar cosas que se le están escapando y que, si sigue así, no podrá remediar. ¿Conseguirá Freddy romper el círculo vicioso en el que se ha convertido su vida?
El guion de Mariko Tamaki en Laura Dean me ha vuelto a dejar es tremendamente complicado, aunque no lo parezca inicialmente. Pese a tratarse de una historia de amor adolescente, con mucho cuidado y sin que el lector se dé casi cuenta Tamaki introduce infinidad de temas como son la monogamia, el poliamor, el consentimiento en las relaciones sexuales, el bullying, el racismo, la homofobia, el paso entre la adolescencia y el convertirse en adulto, la diferencia entre la expresión del amor heteronormativo y el amor queer, entre otros que no queremos mencionar por considerarlos spoiler. Y todo ello, sin dejar de lado el desarrollo de unos personajes muy distintos entre sí pero que se complementan a la perfección para crear un mundo completamente verosímil y realista.
Pero además de la grandiosidad del guion de Tamaki, tenemos el apartado gráfico de Rosemary Valro-O’Connell que es capaz de hacernos estremecer con su interpretación física de cada escena. Y es que ya en la portada queda patente la importancia de Laura Dean, que la ocupa casi en su totalidad dando su espalda al lector, y cómo ésta cubre a Freddy a la que sólo vemos parte del rostro.
Esta portada tan potente, donde se nos presenta una especie de James Dean adolescente en la forma de Laura, denota el tono que tendrá durante casi toda la obra dicho personaje. Laura se comporta como si fuera una estrella de cine, como si el mundo le debiera algo y todas debieran caer a su paso. De igual forma, ignora tanto a Freddy como al lector en la portada. Y esa actitud será la que mantenga durante casi toda la historia respecto a Freddy. Los diseños por parte de Valero-O’Connell no podrían ser más alejados entre sí: Freddy es estadounidense, de ascendencia asiática, tiene el pelo negro y liso, y los ojos algo rasgados. Viste todo tipo de ropa, pero tiende a utilizar ropa más arreglada cuando está con sus amigos, o queda con Laura. Mientras que ésta, utiliza casi siempre pantalones vaqueros, camisetas simples de un solo color y una chaqueta de cuero. Además, es rubia y lleva un corte de pelo muy corto que, como ya hemos comentado, recuerda bastante a James Dean en Rebelde sin causa.
El estilo de dibujo de Valero-O’Connell es minimalista y muy expresivo. Con sólo dos tintas, rosa y negro en distintos degradados, es capaz de crear los ambientes de cada escena de forma diferenciada. Además, aunque su protagonista y sus penurias son el hilo conductor de toda la historia, los secundarios y sus entornos tienen el mismo detalle que Freddy. Y es que Valero-O’Connell pese a ser minimalista no escatima en diseño de fondos, ni ambientes. Y hace que no puedas despegar los ojos de las páginas.
Laura Dean me ha vuelto a dejar es una obra preciosa y desgarradora al mismo tiempo. No sólo habla de un primer amor complicado, sino que trata temas mucho más profundos de una forma tan sencilla y sincera que debería estar en todos los planes de estudio que se precien. Por suerte, la edición en un tomo único de La Cúpula en castellano, hace que podamos disfrutar de ella de una sentada. Y es que el único problema que tiene esta obra es que una vez que conoces a Freddy, no quieres soltarle la mano.
Título: Laura Dean me ha vuelto a dejar |
Guion: Mariko Tamaki |
Dibujo y color: Rosemary Valero-O’Connell |
Edición Nacional: La Cúpula |
Edición Original: First Second |
Formato: Rústica con solapas, 304 páginas |
Precio: 28,37€ |