El comentario político y el cómic de terror se aúnan en Killadelphia, Los pecados del padre

James Sangster Junior no se lleva bien con su padre. Las tragedias familiares que han experimentado, lejos de unirles, les han ido aislando el uno del otro. Sus respectivos caracteres tampoco ayudan. Pero James Sangster Senior, veterano detective de policía de la ciudad de Filadelfia por el que lleva el mismo nombre, ha muerto, y a pesar de esos desencuentros, su hijo acude al funeral desde la Baltimore donde vive desde hace unos años.

Hay algo extraño detrás del fallecimiento de su padre: cuando murió estaba inmerso en una investigación sobre personas desaparecidas desde hace décadas en Filadelfia. Cuerpos con marcas de mordeduras humanas y vestigios de enfermedades erradicadas hace mucho. Junto a la compañera forense de su progenitor, James Sangster Junior se va a ver envuelto en una macabra conspiración que se remonta a hace siglos, cuando Estados Unidos no llevaba siquiera demasiado tiempo constituida como nación.

Killadelphia, con ese título que juega con las palabras “Kill” (“Asesinar” en inglés) y “Philadelphia”, el nombre de la ciudad considerada como cuna de la identidad nacional estadounidense, nace de la mente del guionista Rodney Barnes. Éste, aparte de cierta experiencia en el mundo del cómic (Star Wars: Lando, Secret Empire: Birth of a Patriot…) es un escritor y productor fogueado en la televisión. Entre sus créditos se incluyen programas como Wu-Tang: An American Saga, la adaptación de los Runaways Marvelitas o la del American Gods de Neil Gaiman. Viendo una obra teatral satírica sobre John Adams, el primer vicepresidente y segundo presidente de los Estados Unidos, se le ocurrió la idea de realizar una saga tomando de partida hechos históricos sobre los que añadir a conveniencia otros ficticios supuestamente ocultos y desconocidos de índole sobrenatural. Un poco, ya saben, como esa tendencia de Best Sellers literarios de los años noventa y principios de los dos miles como el célebre El Ocho de Katherine Neville, pero más hacia el terror. Para plasmar aquello en viñetas contactó con el ilustrador Jason Shawn Alexander, un profesional nominado dos veces al premio Eisner que alterna su carrera en el cómic (ha trabajado con personajes como Spawn, Hellboy, Batman, The Shadow, El Escapista…) con exponer en galerías de arte. 

La historia que entre ambos plasman sumerge al lector en un ambiente urbano, realista, donde la miseria de las calles y las maquinaciones de los poderosos resultan tan o más terroríficas que el elemento sobrenatural. En ese aspecto puede recordar al soberbio Infiel de Pornsachk Pichesthote y Aaron Campbell, aunque lo cierto es que el comentario político no marida con el cómic de terror de manera tan excepcional como en aquella joya. Quizás el análisis de la trayectoria de los ideales políticos de los llamados Padres Fundadores de Norteamérica a lo largo del tiempo y sus pecados originales se quede algo somero y menos sustancial de lo que parece prometer en un principio. Pero entre lo que sí que llega a dar en ese frente, mas la trama, los personajes, y el acertado tratamiento del tema de las complejidades en las relaciones entre padre e hijo, el balance es definitivamente positivo.

El libreto de Barnes obviamente tiene mucho que ver con los aciertos creativos de la obra, pero la contribución del apartado gráfico de Shawn Alexander es absolutamente crucial. Sus atmósferas y el expresionismo que usa en los momentos más impactantes constituyen uno de los rasgos definitorios de Killadelphia. Aunque el dibujante utilice referencias fotográficas, no hay calcos en sus viñetas, sino que cada imagen ha sido reimaginada de un oscuro modo, muy adecuado para el tono de la historia contada, que queda potenciado finalmente con la formidable labor en el coloreado por parte del valenciano Luis NCT.

Killadelphia, un título publicado en Estados Unidos por Image Comics, ha tenido una buena acogida allí, donde durante 2021 ha sido nominado al premio Eisner a mejor nueva serie, y ha estrenado un spin-off a cargo de los mismos autores titulado Nita Hawes Nightmare Blog. La edición en castellano de Norma recopila los seis primeros números en un tomo de tapa blanda al precio de 20 € con 176 páginas a todo color. Es duro ser aficionado a las mejores series independientes USA en este país, especialmente si se salen del género superheroico, pero si uno se lo puede permitir, merece la pena.