Cuando se tiende a pensar en historias de piratas y de corsarios, lo primero que pasa por la cabeza a uno es el mar Caribe. Y tampoco es obvio el pensar con nombres españoles. Eso es significativo de la primacía culturas anglocentrista. Es difícil encontrar trabajos de cultura popular dedicados a estudiar a estos caracteres.
En la medida en la que hay un hueco y una deuda con la Historia, convienen proyectos de la ambición de La Tarberna de los Corsarios. Este es un cómic con una preparación enciclopédica que tiene como objetivo tanto divulgar al lector como entretenerle con seis breves píldoras en las que se lanza un viaje dramático por distintos sectores sociales del siglo XVII.
La premisa parte de las historias que se cuentan distintos personajes en una taberna. Aunque ese es un pretexto para que Dani Fano haga un análisis de los distintos estamentos, contextos y ambientes en la San Sebastián de dicha época. Es una antología en la que se ha volcado mucha información en muy poco espacio y de tal forma que se consigue que te quedes atrapado en ese microcosmos.
Es un momento en el que la ciudad está muy alejada del glamour que despierta ahora mismo gracias al festival de cine. Por el contrario, donde se pone el foco es en las pequeñas y grandes miserias humanas y sociales que se daban en ese momento. Una sabia elección por parte del guionista es la de diferenciar claramente cada una de las historias, pareciendo más un pretexto para lanzar tesis sobre diversos aspectos que algo con intención de contar una narrativa completa y clásica.
Pero esa estrategia provoca que el lector tenga curiosidad por ver con qué se va a sorprender a continuación. Esa sensación es reforzada, a su vez, por un tratamiento de fondo en constante búsqueda de hacer un retrato justo, sin idealizar ni demonizar las cosas. En un momento como el actual, en constante cuestionamiento del uso de la Historia con fines de propaganda política, lo cierto es que este tipo de acercamientos más asertivos resultan frescos y relevantes. Ojalá más proyectos siguieran este camino y reivindicasen un acercamiento similar a la Historia.
Lo cierto es que, si bien son historias sencillas, la verdad es que se han contado con destreza, ritmo y pasión. Se percibe cuando se ha puesto todo el empeño en un proyecto personal como este. Y también cuando hay un narrador interesante con algo que decir detrás. La Taberna de los Corsarios cuenta sobradamente con todos estos requisitos y demuestra las altas capacidades que tiene Dani Fano como narrador.
Además de lo expuesto, cabe destacar que también puede y ser debido como una loa a los desventurados y olvidado por la historia, al ciudadano de a pie puesto que, al fin y al cabo, esos son los verdaderos antepasados de buena parte de la población. Hay una sensibilidad a la hora de buscar poner en relieve las vivencias grandes y pequeñas de las personas: las historias orales que se esfuman en la medida que se pronuncian, las experiencias que forjan la identidad y la personalidad… Este cómic hace grande lo pequeño y son solo seis ejemplos de todo un país.
El tristemente fallecido Guillermo González publica este cómic de forma póstuma y todas y cada una de las páginas son motivos para lamentar la pérdida. Aquí demuestra su minuciosidad y nivel de detalle impresionante que recuerda poderosamente a otro fuera de serie: Juanjo Guarnido. Cada viñeta te demanda que te pares a analizar la información que contiene.
Este artista es alguien barroco, pero eso no significa que la narrativa sea densa o pesada. Además, hay un vigoroso manejo del tempo de cada escena en el que nada sobra. El ritmo está muy medido y se consiguen generar una atmósfera estética que, si bien no reinventa nada, sí que consigue transportar al lector a ese contexto histórico de una forma muy veraz.
El diseño de personajes también resulta muy estimulante en la medida en que transmiten mucha verdad. A pesar de seguir un trazo de estilo cartoon, los personajes transmiten mucho a través de sus vestimentas y destacan los contrastes entre ellos. Además, se consiguen que sean muy expresivos y que transmitan mucho carisma.
Este es un autor que debería haber dado más de qué hablar y La Taberna de los Corsarios debe ser leído como su canto del cisne: un cómic que entra por los ojos y en el que cada decisión tomada es producto de muchas reflexiones. A su vez, siempre se ha dado la talla y se pasan por multitud de situaciones que exigieron distintas habilidades a este artista. Es una gran pérdida para esta industria.
Grafito Editorial ha puesto mucho mimo en esta edición y ha escogido una encuadernación en cartoné en un formato más grande del habitual. A su vez, incluye un listado bibliográfico, unas páginas complementarias de información sobre el contexto histórico y una ilustración extra del artista. Lo cierto es que esta es una edición particularmente esmerada y el resultado final luce majestuoso.
La Taberna de los Corsarios es una interesante indagación de un pasado remoto que no debe ser olvidado. Diseñado para despertar la curiosidad de todo tipo de lector a través de aventuras espectaculares. Así que levad anclas y atreveos a adentraros en un mundo tan peligroso como maravilloso.